jueves, 14 de enero de 2016

Gi



hace dos poemas que no te escribo,
aunque me acompañas en cada esquina,
en cada lugar común,
en mis pocas manías conscientes
y andares inconscientes,
inconsistentes.

he navegado con la prisa de un adulto
buscando hallar el tiempo perdido,
corriendo a ese aparador que me muestra todos los fracasos,
para decidir cual rescato,
he visto la infancia perdida en borrada de la memoria,
con resistol y unas tracas,
no sé de que huyo,
o cual es el bicho de mi infancia que me aterra.

y me voy,
regreso para verte,
no puedo mentir,
te quiero,
hoy por hoy como un amanecer,
siempre he sabido que es más sencillo
para el que se va,
tu te quedas en el cuarto hecho de pedazos del cielo,
con modotti y amerigo,
muchos libros en el piso,
la selva verde donde quedamos atrapados al infinito desde la primera noche.

no puedo mentir
no soy habil para ello,
te extraño,
por eso huyo como un niño en bicicleta de sus primeros fracasos,
con el llanto no queriendo volver a casa,
porque la casa es lo que construye en la gente,
no donde uno se posa a dormir.


he construido mundos inconclusos,
en los que como un cimiento me he roto,
no a voluntad,
te dije que te ngo mala memoria,
huyo de ella como se huye en bicicleta,
la memoria se lava de olvido,
cada día estas presente en mi,
en mi día eterno,
el tiempo se hace largo,
con una intermitencia interminable cuando te espero.


y hoy te espero, con tabaco en mano y mi silencio de azotehuela,






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