viernes, 27 de febrero de 2015

: )

Te adoro
y vaya que si soy ateo.

Déjame conocerte,
desde el espacio entre tu cintura que la vida es breve,
entre las dunas de tu cuerpo,
en el rincón de la esquinita de tus labios,
déjame colgarme de tus dedos,
mientras vuelas,
quiero ser tu oasis de los malos días,
a las tormentas,
a los chubascos.
La charla profunda
y la profana.
Que vienes vestida de flores desde el alba,
danzando al ritmo de los versos desde el alma,
quiero ser tu atardecer,
porque te diré,
el atardecer no es cuando cae el sol,
es cuando los cuerpos se marchitan.
Eres mi día de primavera en éste invierno,
tanto eres que me haces tanto,
no diré de más,
no quiero ser tu todo,
quiero un espacio pa volar,
construir castillos,
sobre tierra firme pa que no se caigan.


Te adoro,
y me lleva que si soy ateo,
solo sé amar con la intensidad del mar,
con la permanencia del viento,
poder reducir a palabras lo que siento,
abrazar cinco minutos cada tiempo,
reconstruir los mundos,
detener el tiempo,
suspendidos,
no sabes cuánto gusto me da saberte
 que es indescriptible,
no podría ni con palabras escribirte,
lo que siento es tan sublime todo momento
y ya ves,
soy ridículo,
habrá tiempo suficiente eso es cierto,
la cotidianeidad nos aleja un poco,
pero más nos une esa distancia,
en fraternidad cinco minutos,
la vida es y es lo que tenemos,
hoy que siembras la semilla de futuro,
es algo que no pretendo arrebatarte,
ser y ser libre estrella al viento,
de lo que es el corazón al cuerpo.

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