domingo, 28 de diciembre de 2014

mírate

Soy el niño que te llevaba rosas,
 todos
                     los
                                       días,
todos los putos días te llevé una rosa,
en todas esas pesadillas despierto,
también te vi besar a otro fulano.
Soy el pequeño adulto pendejo que traías de un ala,
y lo sabías, olímpicamente,
de manera limpia y metódica,
azarosa,
 te busqué por donde caminabas,
pero no regresé al café,
no recordé el libro que leías,
tampoco recuerdo ser tan nervioso como entonces.
Soy el mismo imbécil que si lleva serenata,
que te muerde los labios y que apedrea con furia tu ventana,
que moría de celos,
el mismo al que le llorabas infinito,
pidiendo a gritos que tirara la botella,
que recogiera mis piernas del quicio del balcón.
Ese mismo que agachaba la mirada cuando le encontraste el toque,
ese bonche de marihuana,
de la más encabronadamente buena que pude conseguir.

El mocos triste que golpeó su padre,
y que después golpeó a su padre,
al que se le murió la novia y el mejor amigo,
ese mismo que cayó de rodillas pidiéndote perdón,
por madrear a ese pendejo,
después de que le regresaste la sonrisa.

Ese mismo que nunca se acordó de tu cumpleaños,
que te decoró con flores la cama,
que viste tirado lleno de vómito en las patas,
que al borde de la diabetes te leía a Benedetti
y para que rieras,
te buscaba y besuqeaba a escondidas en el paruqe
que te decía eres hermosa y ponía sonrisa de james dean,
el mismo que corrió tu padre,
al que le pegaste la patada en los huevos cuando te fuiste con ese cabrón.

Soy ese cabrón que ya no bebe,
que te fue tan pinche fiel que no creerías,
que brinco de cama en rama,
que te dibujaba cuentos pa dormir bajo la colcha,
que te besaba la espalda,
que se quedaba en el amanecer.

ese al que le enseñaste a coger con el alma,
a fallar con calma,
el mismo que ya no habla de ti.


Y mírame,
acá, tan perfecto hoy para la ti de entonces,
tu tan perfecta para ese imbécil que solía
adornarte con rositas de papiroflexia la cama.

1 comentario:

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