viernes, 17 de octubre de 2014

Gabino



Tu cuerpesillo siempre venía con cicatrices de tu casa,
siempre destacaste,
por golpear con la furia de un dios,
no hubo magia el seis de enero,
ya nadie te prestaba los juguetes,
tenías quizá dos años más que los demás,
tres más que yo,
te recuerdo gabino con la cicatriz de la frente y labios,
la de la cabeza descalabrada me contaste por tu madre,
la escuela para ti era un hotel de paso,
te llovían los borradores y los gises,
eran otros tiempos quizá más inhumanos,
me dabas un poco de miedo pero siempre me sonreías,
un poco sin malicia.

La magia de la infancia nunca llegó a tu casa,
del baúl rescaté una foto en donde estabas,
muchos años después conocí los trazos,
como llegué y salí de ahí no lo sé,
era una vecindad donde habitabas,
ya eras un viejo lobo de ese barrio,
sonreíste y me dejaste pasar
yo estaba ebrio,
pegar en las paredes como bola de billar,
sin no  sabía volar supe caer,
quebrado por la incertidumbre de un puberto,
gracias por cuidarme en esa noche,
por el frío que me salvaste,
por no un segundo vi tu risa,
por un segundo los recuerdos en las fotos.

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