yo traía el barco, siempre me daban a guardar el toque, siempre llevé la buena suerte, a veces me pasaban báscula y no me agarraban, Ermilo me había dado su hitter, un zippo que no le duró mucho y una peseta, 25 buenos baros de la golden.
Milo era un año más chico que yo, pero estaba bien domésticado el cabrón, se la sabía, iba en tercero o segundo de secundaria, yo ya por segunda vez en primero de prepa, la odise en el barrio era la fantasía pacheca de cualquier día, subirse al tren de carga, y bueno pues la vida corría entre las vías, los recorridos eran los mismos, de la estación al puente de la 21
Entre milo y yo siempre hubo un pique medio imbécil, de quién era el más verga el que la libraba más el que fumaba más el que ponchaba más rápido, el que hacía más locuras pues, yo tenía 15 años y el mundo era el barrio, la frontera las vías.
le costó ganarse su sitio entre la flota, vivía en en una casa enorme, acá acostumbrabamos las piqueras de lamina y block sin repellar, la casa del toche era el sitio por excelencia, ese día veníamos de conectarle al chinto, aún no eran tiempos tan malos.
el tren pasó y el puto me dijo "a que no te trepas" era el reto máximo, así que corrí no sé como madres me agarré de la escalera, mis piernas querían seguir corriendo, pero ya estaban un poco en el aire, "qué vergas estoy haciendo" ni pedo, ya no es momento pa soltarse.
a huevo, ya me lo chingué pasando el puente me bajo y me quedo glorioso con el zippo y la peseta, volteo veo como se pega con la palma de la mano en la frente, empieza a correr detrás del tren, se pesca, vale verga si se trepó.
Sigue...
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