miércoles, 29 de octubre de 2014




El cenicero se incendia,
Como mi pecho saberte,
Una colilla le viene a la siguiente,
El cielo florido,
La noche que deja radiar la ausencia de soles.


En éste fraterno egoísmo quiero que vuelvas,
Abrazarte en mis noches de insomnio,
A la lejanía de éste cielo limpio,
Iluminado de estrellas. 

En este fraterno egoísmo quiero que vueles, 
Me tomes un segundo la mano,
No me dejes caer.

En esta sombra que me cubre fantasma, 
Todos los días navegando,
Buscando hallarte,
Que la probabilidad de verte sea simple,
Sencilla,
Inevitable.

No quiero perderte,
Tampoco quiero.

No quiero soltarte,
Ni atarte,
Quiero un camino a encontrarte,
Para las hormigas que me recorren de verte.


En mi cordial cordura,
De mar en calma,
Habitarte las lunas que pueda,
Abrazarte,
Con brasas y brazos,
Con trazos,
De fuego lento. 


Sería absurdo decir vuelve y no te vayas,
Así qué lo diré, 
regresa, 
Permanece conmigo 

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