martes, 9 de septiembre de 2014

y el primer rayo de esperanza

Septiembre empezó,
Con el recuerdo de días frágiles en su espalda,
se ha seguido hilando, deshilvanando lento,
me trajo achaques inesperados,
así pues, me jodí la rodilla,
el pie,
aflojé el paso y mírame tratando de retomarlo,
éste mes llegó desesperanza,
me desespero por no poder andar ligero,
pero solo sucede que  vienen malas nuevas,
que mi trabajo en el periódico cuelga de un hilo,
que la paradoja de bajar el rendimiento por estar enfermo,
de enfermar por el trabajo,
es la eterna serpiente que se devora a sí misma.

Llega éste martes y me despierta el dolor,
la infección en el oído me pega a ratos aunque no lo diga,
que ahora me duele la otra rodilla,
por mal acomodar el peso,
por sentir esa tenue soga en el cuello
y tal vez, en realidad no importa.

éste día veo al oficio de la prensa,
que me apresa, pese a gustarme sobremanera,
pese a no tener contrato y nunca haber gozado vacaciones,
que me han corrido de las formas más estúpidas posibles,
de que aunque muy poco,
aún creo que algo se puede lograr.

y estoy a un paso de mandar todo a la mierda,
esto de ser esclavo posmoderno,
de huir de aquí.

Sé que puedo hacerla en cualquier lado,
alguna vez soñé irme al caribe,
otras tantas a la ciudad desesperanza,
que el trabajo acá no avanza,
que jamás podré construir  con dignas manos una casa,
que hoy presumo que tengo un poco de talento,
que me he roto la madre y que le he chingado duro,
pero no,
eso acá no basta,
Tratar de ser honesto y picar piedra,
Parece que solo es para construir muros y alambres,
que se unen para crear fronteras.
Y mis manos siguen dignas,
mis rodillas hechas mierda,
mis oídos cada vez escuchan menos,
y el hongo en la garganta que salió del alma,
la febrícula a ratos que me incendia toda idea
y por supuesto no podía faltar la glucosa baja,
solo puedo decir en esta áspera desesperanza,
nada de eso importa,

En un rato voy por ti,
para iluminarme en tu sonrisa,
que el frío y la brisa se ven bellas,
que ningún dolor lo es tanto como el no verte
y quererte, es lo que vale la pena de mis días.

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