viernes, 12 de septiembre de 2014

es simple.



tan minimizar los te quieros,
es un acto infame, 
mortal y suicida.


uno quiere sutilmente acercarse al precipicio,
siempre con la distancia necesaria para poder contarlo,
vanagloriarse y decir,
mirenme, nadie ha estado más cerca del infinito.

pero,
estimularse estrepitosamente,
 en vertical caída ,
hacia las supuestas rocas del fondo,
pocos lo desean.
así pues:
yo vengo de ahí,
vengo escalando sin sentir el vértigo del salto,
no tengo nada que perder.

todo es preámbulo viene a lo siguiente compañera:

uno quiere amar,
y deslindarse enteramente de la responsabilidad de uno,
gritarle al otro incesantemente
los daños causados 
(colaterlamente)
por el hecho de haberle adjudicado,
a plena y propia voluntad,
inconsciente voluntad,
casi nula voluntad 
el bienestar que uno cree tener,
al tan humano,
ser amado,

o a quien se dice amar pues.



pero yo no,
yo no quiero que te asumas responsable,
ni directa 
ni proporcionalmente del vértigo que siento,
cuando tomas mi mano,
me haces una caricia o con esa humildad me sonríes,
eres tan involuntariamente tu 
que no podría asumirlo distinto,
te quiero tan libre,
tan enteramente tu,
que no te dejaré tomar la indigna responsabilidad,
de mi,
esa me corresponde.


sé que tendrás que partir
y que el viajero siempre regresa distinto al mismo puerto,
que es otro y no se reconoce,
ni a si mismo,
ni a los demás
sé,
que hoy nuestros mundos coinciden,
y ten la certeza,
que en mi digna sensibilidad,
no soy tan débil como se piensa,
o como piensas,
que s lo único que importa.


yo quiero caer en picada,
es decir,
yo quiero:
caer
 directo y sin escalas pues,
a ese infinito,
que los que la han contado,
dicen 
por que solo dicen,
que dicen, nadie los ha visto después de ello,
que solo hay rocas afiladas de una estrepitosa soledad.,
que eso es lo que hay después de tocar el cielo,
y es que no han viajado tan lejos como yo pretendo.


si no lo sabes compañera,
he sido un necio habitante de las más lúgubres soledades,
tan liquidamente habituado,
a que me liquiden las voces,
que ocultan y auscultan
asustan y alejan,
a todo visitante,
así casi podría decirlo,
hoy que soy tan yo como ese atisbo que buscaba en el espejo,
sereno y complejo te quiero,
despreocupada y volando,
es simple,
Solo si dejas que te arrastre mi mano un abismo,
solo así podría dejar de quererte.

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