cuando llega el malestar me retraigo,
me aparto,
me alejo,
siempre amé la analogía del tigre,
que se va a la cueva cuando es herido,
a sanar solo,
a lamer mis heridas,
salir de nuevo.
cuando llega que es seguido,
no me dejo llevar fácil por amigos,
por la gente,
escucho poco y me calman necedades,
de hallar salidas, puertas y ventanas,
para abrazar detalles,
respirar al viento.
puedo ser muy social y solitario,
es curioso ese calvario,
de aprender y proyectarme sutilmente,
aprender para enseñar,
es una curiosidad paradójica,
solo así me mantengo vivo,
solo hablando me mantengo a salvo,
son días y tiempos de confianza,
en que la esperanza y buenas letras,
afloran en fraternidad
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