viernes, 18 de abril de 2014

Uno no debería.

un poema,
 no debería empezar diciendo:

me siento confundido,
es una frase tan abstracta,
tan carente de sentido.

¿qué no confunde en  ésta vida?
el color verde del olivo,
el oro confunde
y se funde en la idea de su valor,
me confunde el valor de la palabra,
y cada que abra en silencio las puertas,
saldré al balcón
y murmuraré:
me siento confundido.

¿qué no me confunde en ésta vida?
me confunden los llantos de los gatos,
que se funden con mi llanto,
y el canto de las aves se confunde con mi canto
y el silencio,
siempre me dice más de lo que debe.

siempre equivoco el rumbo
y busco las certezas en un sitio,
cuando creo que están allí se esfuman,
y se fuman de a pocos en tantos murmullos de ciudad,
uno busca pues llegada la noche calmar esos sonidos,
un insomnio en calma,
trabajar al alba y despertar sin voces,
acallar las propias para permutarse entre la gente.

tengo una tercia de frustraciones,
que busco calmar con la comodidad,
tengo un cúmulo de yos insatisfechos,
que se van y vuelven
que súbitamente me alcanzan entre la gente,
me jalan del brazo
y uno puede dignamente,
esquivarlos de un paso,
empujarlos lejos,
dejarlos perplejos 
por la propia negación de no escucharlos
!basta¡ les he dicho,

hoy que no soy feliz y tampoco triste,
les digo:
                !basta¡
me he acostumbrado a no escucharlos,
hoy que es un día, tan en calma,
y que freno con una mano al viento,
me siento tan confundido,
dejo que trastabillen cada uno de mis pasos,
en el insomnio hago un surco de mis dudas,
y me siento a escuchar la lluvia,
con cada gota me vienen las preguntas,
con cada duda me vienen las respuestas. 



 



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