martes, 18 de marzo de 2014

Andares

hoy busqué a un perro muerto entre las calles,
recogí mi paso de morfeo,
cada retablo, de nostalgia tibia
se acurruca en las entrañas,
es una tregua éste día,
volver a caminar por las vías no es cosa fácil,
las mismas de mi adicción.

caminé desierto,
despierto,
con un poco de desidia y con desgana,
 éste barrio que conozco de memoria fue mi patria,
así abuela sol
tu nieto el exiliado del sur escribe.

camino sorteando el olor a muerto,
si algo aprendí en éstas calles de miseria
es que aquí perro si come perro.

así camino,
y me dijeron: las palabras son la vestimenta del alma,
con mis pantalones rotos
 dejo ver una liquida desnudez,
casi como mis palabras que se posan desnudas,
así como tu serena voz que salva,
por ésta noche.

si pudiera repetir el ciclo,
cometería los mismos errores y más veces,
con creces pagaría lo que ya debo,
hoy por hoy que fabrico el tiempo,
que soy poco más que tenue cimiento,
sé como despertar fantasmas,
e involuntariamente cierro los ojos pa' besar.


sobre éstas vías del tren,
interminables,
 utópicas amantes que no se tocan,
que deambulan infinito,
y sobre las latas de activo,
pipas de lata con ceniza,
la piquera de ayer y las botellas,
que reventé en el tren en esa recaída.

sé montar bestias de plomo,
subir escaleras hacia el cielo,
sé gritar y se correr,
sé editar la infrarrealidad,
sé evadir y chocar hombros,
sé, como te educan las calles del barrio,
hoy por hoy que no es más mi santuario,
sigo siendo un hombre costumbrista.

hoy que la luna es grande y espero sea feliz,
que no tengo patria
y tampoco tengo cal para los muertos,
hallé mi perro muerto y volví a casa.












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