Aun te vas escondiendo entre los rostros callejeros,
Te voy buscando para no verte,
El amor se esconde en los receuerdos de la mañana,
En mi café y cigarro desayuno,
Te escondes en diciembre en el sudor de la ventana,
Te escondes de sueter rojo cuando te confudo,
Tomada de la mano de un fulano.
Te escondes terremoto,
temor habitual del descobijo,
para caer lento y violento
sobre el almohadón hojarasca de diciembre
te escondes discreta en mi ceguera,
También en los dulces cantos de las aves en invierno.
Y cuando te veo no eres tu
eres otra,
eres la que se esconde en los rosotros de la calle,
Ya no eres más tu que en mi memoria lisa,
Terciopelo tibio,
que esconde la pasta rugosa del olvido.
Y te seguiré encontrando
mientras te quiera a escondidas,
y te seguiré, te seguiré...
Con el duelo inconcluso,
te seguiré unos días,
Quizá otro poco.
Te voy buscando para no verte,
El amor se esconde en los receuerdos de la mañana,
En mi café y cigarro desayuno,
Te escondes en diciembre en el sudor de la ventana,
Te escondes de sueter rojo cuando te confudo,
Tomada de la mano de un fulano.
Te escondes terremoto,
temor habitual del descobijo,
para caer lento y violento
sobre el almohadón hojarasca de diciembre
te escondes discreta en mi ceguera,
También en los dulces cantos de las aves en invierno.
Y cuando te veo no eres tu
eres otra,
eres la que se esconde en los rosotros de la calle,
Ya no eres más tu que en mi memoria lisa,
Terciopelo tibio,
que esconde la pasta rugosa del olvido.
Y te seguiré encontrando
mientras te quiera a escondidas,
y te seguiré, te seguiré...
Con el duelo inconcluso,
te seguiré unos días,
Quizá otro poco.
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