jueves, 21 de febrero de 2013

luz cenital

tengo una cita emocional con la pluma,
calle prisión te impresiona,


eras más joven
y aun me puedo permitir
 el lujo de decir, más joven,
y ya te habías comido el viejo mundo,
el  mundo que conocías,
 esbozo, de un tiempo descosido a la memoria,
justo como el pantalón que usabas.

cuando tu país es tú barrio,
y la patria vecina está unas calles más lejos
y las princesas del cuento
son de un castillo vecino,
y las inocentes palabras,
son sencillas,
complejas.


cuando tu país es el barrio,
te puedes permitir una suerte de no saber nada,
y tal vez saberlo todo,
por que sabiendo nada uno se siente dueño.


mi primera princesa,
se llamó Guadalupe,
y para prendarme a su mano
bastaba con escalar un muro,
a las diez todas las noches,
de una forma tan inocente y treceañera,
que no quedaba más que el silencio entre ambos.

meses después, murió,
tan trágico como mueren las princesas,
por que si no te han contado todo un cuento,
te diré que las princesas mueren.

así que solté su mano
y me desprendí también de un furibundo dios,
en el cual no creo, al cual no rezo
y te diré, a mi princesa,
solo a veces la muerte le dicta mis mensajes.

bueno,
¿cómo creer en un dios insensible y despiadado?
no sé amar a algo a lo que temo y odio,
justo,
si con justicia,
es la misma situación que viví con mi padre.

así que si dios es un padre,
te diré bien que su castigo es la deshonra,
que en su bien meritocracia se ha ganado.

si te contara las cruces con  nombres,
 de los que caminan,
en mis campos de niebla,
tal vez te preguntarías,
por qué ya no guardo odios,
ni a dios ni a mi padre
ni a la vida y la muerte,
ni al silencio ni al tiempo.


no lo sé de cierto,
lo que si sé de cierto,
es que nunca más desierto
dentro de mi,
en los cauces del río,
le otorgué a los desterrados olvido,
no sé mentir,
así que a diario me dedico a borrar mi memoria,
                por qué aun tengo en la nunca la memoria grabada
la memoria grabada
                  la memoria
                        me moría
                                  ría, ría, ría,
  que el tercer acto esta por comenzar.

se apaga la luz cenital,
el actor sale de cuadro.




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