jueves, 28 de febrero de 2013
martes, 26 de febrero de 2013
1.011
ser distraído es ventajoso
tengo la ventaja distante de la distracción,
cuando camino,
tan me abstraigo,
que podrías pasar enfrente
como cualquier fantasma,
ventaja pues,
de distancia y distracción.
a veces tropiezo en aromas,
que me regresan a otros tiempos,
desde el lúgubre juego infantil de los soldados,
hasta los cuerpos sudados,
de tierra verde
y pasto de la pubertad.
y bueno pues,
me distrae tanto,
esa mi bella soledad,
que nos disfrutamos,
para guardar un silencio treceañero,
un amorío, sensato, tan ligero,
cual silencio en el palpitar de corazón.
hay una belleza absoluta,
en distraerme en los oasis,
de los que salto sorteando silencioso,
para darme cuenta que regreso a ellos,
a los momentos que pierdo al caminar,
para olvidar un presente distante,
que hoy se hace lejano como tus lunares de memoria...
tengo la ventaja distante de la distracción,
cuando camino,
tan me abstraigo,
que podrías pasar enfrente
como cualquier fantasma,
ventaja pues,
de distancia y distracción.
a veces tropiezo en aromas,
que me regresan a otros tiempos,
desde el lúgubre juego infantil de los soldados,
hasta los cuerpos sudados,
de tierra verde
y pasto de la pubertad.
y bueno pues,
me distrae tanto,
esa mi bella soledad,
que nos disfrutamos,
para guardar un silencio treceañero,
un amorío, sensato, tan ligero,
cual silencio en el palpitar de corazón.
hay una belleza absoluta,
en distraerme en los oasis,
de los que salto sorteando silencioso,
para darme cuenta que regreso a ellos,
a los momentos que pierdo al caminar,
para olvidar un presente distante,
que hoy se hace lejano como tus lunares de memoria...
oasis
me dicen que la vida está hecha de una continuidad de instantes perpetuos.
bueno, pues yo veo esto:
sigo saltando la discontinuidad del tiempo,
que me pisa constante
para nunca aflojar el paso.
salto del café de la mañana, a la cama,
y así a los miro de reojo los parloteos inútiles
de vanagloria y poderío,
de soberbia y el ego frío que se cuela de sus ojos
salto incesantemente en un oasis de sonrisas,
te confesaré que es difícil vivir desencantado,
de la vida que me encanta,
como flauta a cualquier cobra,
de sobra, son motivos de sustento.
hay oasis de recuerdos,
de los que me sostengo todo el día,
te contaré, que el primero menos importante,
es presionar la caratula del auto,
el orden aleatorio,
que como cualquier orden me arrebata,
para manejar rumbo al trabajo.
pero es el menos importante,
el punto primero en importancia,
que espero en certidumbre,
es esa bella sonrisita,
que hace a sus ojos pequeñitos,
para dejarme casi mudo,
y así, pedir como siempre,
un mocachino doble
deslactosado por favor
muchas gracias,
su sonrisa,
es lo que me mantiene en las mañanas
y por supuesto,
me mantiene cafeteado todo el día.
me siento oxidado y torpe,
como cuando pretendo flirtear,
con la chica en recepción,
te diré de nueva cuenta,
que esa risa me hace el día,
la tarde y a veces buena noche,
es difícil no estar prendado a esta vida,
cuando esos instantes te motivan,
simplemente a caminar.
(fragmento)
bueno, pues yo veo esto:
sigo saltando la discontinuidad del tiempo,
que me pisa constante
para nunca aflojar el paso.
salto del café de la mañana, a la cama,
y así a los miro de reojo los parloteos inútiles
de vanagloria y poderío,
de soberbia y el ego frío que se cuela de sus ojos
salto incesantemente en un oasis de sonrisas,
te confesaré que es difícil vivir desencantado,
de la vida que me encanta,
como flauta a cualquier cobra,
de sobra, son motivos de sustento.
hay oasis de recuerdos,
de los que me sostengo todo el día,
te contaré, que el primero menos importante,
es presionar la caratula del auto,
el orden aleatorio,
que como cualquier orden me arrebata,
para manejar rumbo al trabajo.
pero es el menos importante,
el punto primero en importancia,
que espero en certidumbre,
es esa bella sonrisita,
que hace a sus ojos pequeñitos,
para dejarme casi mudo,
y así, pedir como siempre,
un mocachino doble
deslactosado por favor
muchas gracias,
su sonrisa,
es lo que me mantiene en las mañanas
y por supuesto,
me mantiene cafeteado todo el día.
me siento oxidado y torpe,
como cuando pretendo flirtear,
con la chica en recepción,
te diré de nueva cuenta,
que esa risa me hace el día,
la tarde y a veces buena noche,
es difícil no estar prendado a esta vida,
cuando esos instantes te motivan,
simplemente a caminar.
(fragmento)
lunes, 25 de febrero de 2013
noches de luna llena, que llena y enriquece...
hay momentos crepusculares
en que tus pies de tierra,
se funden a tu pelo metálico
y tus manos de agua
se deslizan en fuego
hacia mi espalda...
en que tus pies de tierra,
se funden a tu pelo metálico
y tus manos de agua
se deslizan en fuego
hacia mi espalda...
noches de luna llena, que llena y enriquece...
domingo, 24 de febrero de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
luz cenital
tengo una cita emocional con la pluma,
calle prisión te impresiona,
eras más joven
y aun me puedo permitir
el lujo de decir, más joven,
y ya te habías comido el viejo mundo,
el mundo que conocías,
esbozo, de un tiempo descosido a la memoria,
justo como el pantalón que usabas.
cuando tu país es tú barrio,
y la patria vecina está unas calles más lejos
y las princesas del cuento
son de un castillo vecino,
y las inocentes palabras,
son sencillas,
complejas.
cuando tu país es el barrio,
te puedes permitir una suerte de no saber nada,
y tal vez saberlo todo,
por que sabiendo nada uno se siente dueño.
mi primera princesa,
se llamó Guadalupe,
y para prendarme a su mano
bastaba con escalar un muro,
a las diez todas las noches,
de una forma tan inocente y treceañera,
que no quedaba más que el silencio entre ambos.
meses después, murió,
tan trágico como mueren las princesas,
por que si no te han contado todo un cuento,
te diré que las princesas mueren.
así que solté su mano
y me desprendí también de un furibundo dios,
en el cual no creo, al cual no rezo
y te diré, a mi princesa,
solo a veces la muerte le dicta mis mensajes.
bueno,
¿cómo creer en un dios insensible y despiadado?
no sé amar a algo a lo que temo y odio,
justo,
si con justicia,
es la misma situación que viví con mi padre.
así que si dios es un padre,
te diré bien que su castigo es la deshonra,
que en su bien meritocracia se ha ganado.
si te contara las cruces con nombres,
de los que caminan,
en mis campos de niebla,
tal vez te preguntarías,
por qué ya no guardo odios,
ni a dios ni a mi padre
ni a la vida y la muerte,
ni al silencio ni al tiempo.
no lo sé de cierto,
lo que si sé de cierto,
es que nunca más desierto
dentro de mi,
en los cauces del río,
le otorgué a los desterrados olvido,
no sé mentir,
así que a diario me dedico a borrar mi memoria,
por qué aun tengo en la nunca la memoria grabada
la memoria grabada
la memoria
me moría
ría, ría, ría,
que el tercer acto esta por comenzar.
se apaga la luz cenital,
el actor sale de cuadro.
calle prisión te impresiona,
eras más joven
y aun me puedo permitir
el lujo de decir, más joven,
y ya te habías comido el viejo mundo,
el mundo que conocías,
esbozo, de un tiempo descosido a la memoria,
justo como el pantalón que usabas.
cuando tu país es tú barrio,
y la patria vecina está unas calles más lejos
y las princesas del cuento
son de un castillo vecino,
y las inocentes palabras,
son sencillas,
complejas.
cuando tu país es el barrio,
te puedes permitir una suerte de no saber nada,
y tal vez saberlo todo,
por que sabiendo nada uno se siente dueño.
mi primera princesa,
se llamó Guadalupe,
y para prendarme a su mano
bastaba con escalar un muro,
a las diez todas las noches,
de una forma tan inocente y treceañera,
que no quedaba más que el silencio entre ambos.
meses después, murió,
tan trágico como mueren las princesas,
por que si no te han contado todo un cuento,
te diré que las princesas mueren.
así que solté su mano
y me desprendí también de un furibundo dios,
en el cual no creo, al cual no rezo
y te diré, a mi princesa,
solo a veces la muerte le dicta mis mensajes.
bueno,
¿cómo creer en un dios insensible y despiadado?
no sé amar a algo a lo que temo y odio,
justo,
si con justicia,
es la misma situación que viví con mi padre.
así que si dios es un padre,
te diré bien que su castigo es la deshonra,
que en su bien meritocracia se ha ganado.
si te contara las cruces con nombres,
de los que caminan,
en mis campos de niebla,
tal vez te preguntarías,
por qué ya no guardo odios,
ni a dios ni a mi padre
ni a la vida y la muerte,
ni al silencio ni al tiempo.
no lo sé de cierto,
lo que si sé de cierto,
es que nunca más desierto
dentro de mi,
en los cauces del río,
le otorgué a los desterrados olvido,
no sé mentir,
así que a diario me dedico a borrar mi memoria,
por qué aun tengo en la nunca la memoria grabada
la memoria grabada
la memoria
me moría
ría, ría, ría,
que el tercer acto esta por comenzar.
se apaga la luz cenital,
el actor sale de cuadro.
miércoles, 20 de febrero de 2013
adioses
"en una copa de vino quisiera tomar veneno"
mercedes sosa- ojos azules
será por que no soy bueno en duelos,
prefiero caminar en vuelos
y el morir lúgubre de epígrafe distancia,
no tienes la culpa del silencio,
del abismo,
la rompiente,
no tienes la culpa de parches, baches y badajos,
que cuelgan
dentro, muy adentro
de éste líquido esternón,
que es tan líquido que líquida.
hay badajos tasajos y pedazos,
de vientre en duelo,
de tibio suelo,
que acaricia mis pies que se desnudan.
las rojas venas acumulan,
las desdichas de alma en pena,
que ambulan en un mismo,
sitio sin salida.
no tienes la culpa,
de mi permanencia,
quieta,
indiferente,
son pocos días evitando los recuerdos en el cuarto,
las palabras son un péndulo,
girando,
y con el rostro tocando mis manos,
te acaricio y solo giras
sobre mi.
me refugio en el trabajo,
me fugo despacio,
para evitar ser divisado,
dividido,
me dedico a errar,
y herrar las soledades
que llevan un ridículo ruido, único,
en cada epístola de sus pasos.
me fugo
pero hay un espejo en cada sitio,
que me muestra incesante
e inminente, la solidaridad del duelo
del suelo que piso y se hace grito,
que me devora en un segundo
y me hace añicos.
mercedes sosa- ojos azules
será por que no soy bueno en duelos,
prefiero caminar en vuelos
y el morir lúgubre de epígrafe distancia,
no tienes la culpa del silencio,
del abismo,
la rompiente,
no tienes la culpa de parches, baches y badajos,
que cuelgan
dentro, muy adentro
de éste líquido esternón,
que es tan líquido que líquida.
hay badajos tasajos y pedazos,
de vientre en duelo,
de tibio suelo,
que acaricia mis pies que se desnudan.
las rojas venas acumulan,
las desdichas de alma en pena,
que ambulan en un mismo,
sitio sin salida.
no tienes la culpa,
de mi permanencia,
quieta,
indiferente,
son pocos días evitando los recuerdos en el cuarto,
las palabras son un péndulo,
girando,
y con el rostro tocando mis manos,
te acaricio y solo giras
sobre mi.
me refugio en el trabajo,
me fugo despacio,
para evitar ser divisado,
dividido,
me dedico a errar,
y herrar las soledades
que llevan un ridículo ruido, único,
en cada epístola de sus pasos.
me fugo
pero hay un espejo en cada sitio,
que me muestra incesante
e inminente, la solidaridad del duelo
del suelo que piso y se hace grito,
que me devora en un segundo
y me hace añicos.
domingo, 17 de febrero de 2013
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