viernes, 28 de septiembre de 2012

0.008 (andrómeda)

soy un ave

un viajero que anida en los peñascos,
hay bestias que anuncian el arribo,
jóvenes y viejos,
             nos percibimos
                                         como en casa.

solíamos ser los lobos del desierto,
aun tenemos un futuro incierto,
 menos dudas,
más cordura
y el fraternalismo que se halla en un cigarro.

hoy que me salva la calma,
la charla amena
y la distancia
que nos aleja como el tiempo.


nos sentamos en el muro,
que ya no más de las lamentaciones
es experiencia sin contradicciones,
 de lo que fuimos,
de lo que somos.


hoy soy polvo
somos agua,
somos humo,
caminos de humo,
así  hoy espero frente al alba,
de pasadas experiencias dolorosas,
             sin rezago
de ira,
de vanagloria.

no esta perdida,
esta ligera gloria que acompaña
 no tener más pretensiones
más que de respirar, el humilde aire que destilan,
los amaneceres de glaciares

sin sobresalto,
palabras que devuelven canto,
no es catarsis dolorosa,
la amistad fraguada
de un pasado común que se constipa,
y éste día que no claudica
a  la fuerza ni el insomnio en nuestras manos.



me siento como guerrero retirado,
cicatrices muy bien ganadas  con honores
y nuevas viejas historias añadidas,
a lo que el tiempo no margina
los recuerdos en que viajamos en las noches.


y hay un paréntesis:

(desde mi silla  la ciudad  por la noche es una andrómeda)


1 comentario:

  1. Después de la guerra viene la poesía. Como don aves que sobrevuelan con ambrosía.

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