... pero no tengo una pizca de sueño,
no tengo ni un puño,
de ésta realidad
no soy dueño,
solo hay pluma,
y la mano que escribe.
dueño,
(si, tal vez)
de esta silla,
dibujada en tu mente
letras,
la lluvia presente.
no tengo una pista,
del sueño,
y acuño,
la posibilidad
de jamas dormir
(al menos)
no ésta noche,
sin mi cama, mi estuche,
que me arrulle,
ni tus labios
que escuchen,
que no soy poeta
y no duermo,
que no soy
casi
nadie.
y mi soberbia me induce,
a desear,
labios discretos
de ligero concreto
cayendo sobre mi.
deseo tu piel sobre mi piel,
ligeramente en pausas
y desdoblar nuestro vientre,
volar,
como papalote la mente...
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