martes, 22 de mayo de 2012

que no sepas

que te puedo contar que tu no sepas,
que no veas,
que no sientas
y escucho,
 ¿a dónde van los desaparecidos?
y un escalofrío me cruza toda la espalda,
me escupe el dolor,
en la calle veo a la gente con miedo,
incrédula,
y aún así  hay un atisbo de esperanza,
que te da un respiro cada día,


y los medios se venden,
y el miedo se compra,
y la vida te escupe,
mientras los ricos te venden,
y el hambre te compra,
los principios,
son finales,
somos ya muchos,
es imposible callar éste murmullo,
así solo te pido
no me dejos,nunca solo,
y quéjate aunque sea un poquito
sin miedo,
sin que te arrebate la cordura,
quéjate  un poquito por favor,
y cruza,
esa delgada línea,
que nos hace a todos a todos,
nadie.


sobre sangre se escribe.

balas pasan por mi casa
y el velo nocturno me arrulla
con la muerte
que cruza mi barrio,
desde hace meses,
muchos meses,
años ya,
la muerte se cruza
en cada esquina
violaciones,
que violan en un cuerpo  familias enteras,

y el gobierno no hace nada,
o hace,
la discordia que empuja a más violencia,


hace días,
cuatro sicarios entraron a su casa,
quebrantando,
atemorizando,
hace otros cuantos,
más balas se escucharon,
en la radio no sonó,
más que la tierna indiferencia,
es complejo,
no hay trabajo
pero hay  mucha policía,
discorde
corrupta.


no hay "cultura"
aunque no es cuantitativa,
si podría contar las balas,
que ráfagas escupían los soldados,
y todo por la pus del veneno,
de ese humo que crees te hace volar,
sobre los cuerpos,
sobre sangre
sobre la sangre coagulada de sus victimas,
no defiendo ninguna droga,
incluso el humo de tabaco me provoca,
asco,
dolor,
muerte,

y me negaba a escribirle a los muertos
que supuestamente son ajenos,
que son propios,
en el barrio se pelean
y vi al gallo de mi barrio sin un par de dedos,
temeroso
sobre las vías
interminables amantes,
platónicas que no se tocan,
solo los viajantes adormecen,
sobre durmientes,

y la coca los mata,
y el hambre los mata,
y las balas
y la sombra
esa
que se posa sobre la tierra,
la misma que piso,
la misma que amo.


















































él, fin.

antes que nos arrebate el olvido,
el olvido,
o mejor dicho:
él, olvidó,
su tierra,
sus costumbres, su vuelo,
se tiro a dormir,
se escapó de su batalla,
dejó la cesta de claveles,
acabó el amor.

y ella, soledad tan bella,
dulce seductora sirena muda,
que termina por desencantar a sus viajeros
sirena muda
que comienza por el fin

él, fin.
hoy duermen queditos los sueños
y la gardenia donde viernes
se posaba a cantar
yace debajo de una cloaca,
hoy duerme soledad,
y el tío carlos,
duerme morfeo
duerme lupe,
hoy duermen
y yo derramo
café con leche a los e abajo,

 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...