tus piernas son las ánforas al vino,
guanabana dulce en la boca de sediento,
son robles,
son cedro,
con la flexibilidad de la palmera,
con la fragilidad del papel,
con la fuerza del bolígrafo,
tu andar es navegar a mar abierto,
tu respirar es un concierto,
tu arrojo inspira,
y éste pecho seco suspira,
de lejos.
tus ojos son asomo de obsidiana,
solo puedo verte el polvo,
saberme el polvo,
admirar tu viaje,
conocer tus paisajes,
los que te colman.
tu amanecer de competencia,
tu recorrer sin indulgencia,
cada carretera,
cada cuesta,
¿y es que cómo cabe tanta voluntad en solo un cuerpo?
solo me queda imaginar tu corazón,
intuir tu corazón,
pensar de ti un corazón,
bonito,
como el maíz pálido que brota de tu boca.
Nuca he caminado a la par vólatil,
o éste palidecer de esforzarse un poco lejos,
esta cara rota de mi cuerpo imberbe,
manto de canto, que florece,
intento de que te lleguen éstas letras en silencio.
mientras te admiro.
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