tus labios cuna de tormentas,
tus dientes de maíz,
con la raíz fuerte,
grande,
tu garganta es la casa del clima,
y podría recorrerte más,
pero solo te escribiré desde donde empecé a amarte.
me dices,
que te enseñaron a ocultar los dientes,
a no reír fuerte,
que te dijeron que eso era ser señorita.
y me enseñas,
que se ensañan,
con ese gran término en el que cabe,
perfectamente todo lo que no eres,
porque eres más,
que términos e ideas,
porque eres más,
que la casilla estrecha dónde tratan de lapidarte,
para cosificarte, darte el rol de musa o de puta,
pero no,
tu no,
tu eres más que eso,
eres la raíz en todos tus dientes,
pero, me dices que no te gusta tu risa,
a mi que se me hacen la más pura rebeldía,
y que nací enamorado a lo insurrecto.
me transgrede
no saber,
como decirte,
que me enamoré de ti cuando te vi los dientes.
y me dices,
que te obligaron a reír a medias,
y yo que estoy jodidamente prendado a tus labios,
de verles completos,
y no puedo decirte que invento chistes malos,
para verlos,
ahí,
y enamorarme más.
y que caminas avergonzada,
por existir condicionada,
en ésta patria de idiotas,
me dices que no te gusta tu vientre,
y que tu rostro no te representa,
que te ocultas de verte,
a ti misma,
en tu única belleza,
en tu belleza,
en tu naturalidad insurrecta de reír,
y yo aquí,
no paro de contemplar a ésta patria de idiotas
y sin poder sonreír.
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