viernes, 21 de agosto de 2020

a pesar

 



he caído del amor al suelo tantas veces,

soundtrack III


No es normal ésta ausencia,
tantas y tanta que me voy de mi,
me agarro del insomnio para castigarme,
y me llega el estrés hasta los triglicéridos,
hasta mis amigos hemisferios,
el jodido y el bueno,
lóbulo
 frontotemporal
izquierdo,
jodido te digo,
desorden de irritabilidad,

y esquizofrenia,
un adicto que se pone el pie,
cada que las cosas salen bien,
de pie,
cada que las cosas salen mal.

.

Me calmo tanto para no explotar como una mina,
cada que intentan pisotearme,
cada que intentan humillarme
y resulta que me humillo solo
y me piso solo
y exploto,
solo,
 como kamikaze,
sobre cualquier descuido,
en el que he caído
emocionalmente,
rotundamente
y de nada sirve mantenerse sobrio
 ante tanto dolor acarreado,
perdí ese atisbo de esperanza,
el optimismo patológico,
al que la vida ha terminado en demoler.


He vivido,
que nadie podrá negarlo,
choques,
de hombro,
colisiones,
logros,
puños,
caídas,
amores,
pistolas,
a ladrones
y policías,
a mis creencias,
mis valentías,
a mis amantes y cobardías,
he perdido todo,
desde hace mucho,
con lo vivido su fueron,
 las ganas de vivir.


Y he sobrevivido más de lo que he vivido
y estoy cansado,
de tratar de reivindicarme,
de anhelar ser lo que soy,
y no inhalar lo que me gusta,
una inmensa y obscena raya de coca.

He llegado a la terrible conclusión,
que soy un habitante pasajero,
paradero de la soledad,
caminante hacia ningún lugar.



He olvidado tanto que casi pierdo mi nombre,
entre todo lo que he perdido,
cartas, promesas, fotos,
sueños,
anhelos,
todos,
los mundos imposibles con los que soñé.

Fotos,
donde a mano estaba a más de dos,
en los sitios en que llamé amor al amor,
y ruido al silencio,
me callé
pisoteé mi dignidad,
puedo ser el perro que ladra tu ventana,
o el celoso que vuelve a casa,
después de ser tomado por pendejo,
puedo ser rosas en la cama
y me dejo,
porque me gusta jugarle a la víctima,
y al victimario.

y me pierdo en el silencio de insomnio
y me pierdo en un fracaso,
o dos
o en tres.

Tanta promesa y tan nada,
tanto talento que me jode en  mi camada,
en cada bocanada,
que en cada boca-nada
y se me va la vida,
por no lograr lo que pude,
por no ser lo que pude.


Y más terrible que la llegada de las voces fue su ausencia,
y estar solo,
quedarse solo entre los hemisferios,
el bueno y el jodido,
te digo,
me tengo tantos reproches por ser tanto privilegio
y tanto desperdicio.

no me gusta esa idea que te venden de felicidad,
consigue un trabajo,
un traje de tres piezas,
choose life Ehécatl,
para darte cuenta doce años después,
que el problema nunca fueron las drogas.


no es normal tanta añoranza,
tantos fracasos,
es normal tanta esperanza,
canta de duelos derramados,
como café sobre el mantel,
que no me atreví a limpiar.

brindo,
a la infancia,
que olvidé porque fui (casi) feliz,
aún con mi padre ausente,
mi madre lo dio todo,
lo sacrificó todo,
tanto,
que casi muero por no hacerla infeliz,
caí adicto,
después del tío muerto,
de la novia muerta,
de la infancia muerta,
de los amigos muertos,
de los desaparecidos que habitan el hueco legal de las emociones,
caí de espaldas,
rebotando como bola de billar,
aplastado como un tope en la banqueta,
y me tengo tantos reproches,
que supe tan joderme solo,
que me levantaron,
solo,
hecho mierda,
me levantaron de mi cama y me llevaron al anexo,
una, dos, tres veces,
cuatro veces cayó la piedra de mi mano,
antes de picar el piso como un pollo,
para fumar pedazos de pan,
tiré a mi padre de un golpe en la cara,
me despedí de su familia,
(de eso si no me arrepiento)


El de la novia vecina muerte,
el del diez con mínimo esfuerzo
y me sigo reprochando por adicto,
por miedoso,
por perder a Vicente de tres balas,
por joder mi mente,
por llegar 55 pastillas hospital,
por haber pateado a un enfermero,
por haber derramado la última gota, de una sol quemada a los 19 años
y un día.




Me jodí la rodilla,
me chingué los sueños,
perdí dos familias,
y estoy a cuatrocientos kilometros de mi vida,
no soy autónomo,
sigo con residuos de la esquizofrenia,
sigo sin trabajo,
sigo por inercia,
experiencia,
más que por voluntad
y la poca paciencia 
y su curiosidad.


La verdad es que estoy cansado,
casado con la idea de que soy perecedero,
en la vida de los que fueron mis amigos,
y puedo contar mi vida en muertes
en desapriciones,
en poemas y fotografías,
en momentos de cais muerte,
ésto es una autopsicografía de lo que pasa y pesa
por mi mente.



un día pensé que el amor me salvaría de ser un kamikaze,
pero seguí arruinando algunas cosas,
si,
crecí,
después de haber que se fue todo a la mierda,
gatos orinando en el patio de mi casa.



ésta casa es grande
y tan llena
 de cosas
que no son paliativo,
ni soy objetivo;
al remendar las cuarteaduras en el baño de mi taza,
que contiene el alma,
me chingué los sueños
 te digo.


me han asesinado en tantas pieles,
me he quedado sin ojos,
soy más memoria que hombre,
mi hijo pronto llegará a la pubertad
y vendrán los reclamos justos,
de mis omisiones y ausencias.

no tengo un clavo,
el pelo se comienza a caer
y descubrí que tengo una cana en los huevos,
no llegué adónde quería,
sigo soñando en trabajar en un periódico,
en seguir tomando fotos,
en criar a mi niña.

En la era digital,
en la era de los ojos,
llamo al pasado para ser amado,
porque todo lo que toco lo destruyo,
como el pendejo del midas,
no construyo puentes ni silencios,
estoy roto,
estoy a poco,
de saltar al vacío,
pero ya van tantas que no me muero,
que solo contemplo,
la inmensidad apoyado con el codo sobre el quicio,
y ante tanta belleza,
no se me ocurre más que escupirlo todo

Y lo poco que consigo se esfuma entre los vientos
y me roba el sueño,
y tengo el alma sucia,
de algunos vicios y virtudes,
y la aferrada esperanza,
que ésta en mi,
a pesar de mi.



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