jueves, 27 de abril de 2017

crónica de un fotoperidista, a cinco años del asesinato de Regina.



son las ocho de la mañana, eso dice el despertador del celular qué se quedó cargando toda la noche. a mi costado mi pareja, quien me ha apoyado incondicionalmente, quisiera permitirle cinco minutos, una hora, todo el día al sueño y solo recostarme con ella.

pero solo son posibles cinco minutos, trato de pararme de un tirón de la cama, pero el ímpetu no es el mismo, no me seduce ya la idea de las conferencias de prensa que hay en los cafés del centro, no me seduce llegar temprano, esperar los comunicados, fulano del partido tal renuncia, o que inaugurarán una calle que en tres días será escombros, así que solo veo a mi mujer en la cama.

 mientras ella sigue en las cobijas busco un pantalón,una playera, preparo café, alisto la cámara en lo que éste se enfría, enciendo un cigarro, checo memorias y espero a que sea el último e inevitable minuto para poder despedirme, mandar un beso al aire y decir te amo, mientras ella dice "be safe, ok"

últimamente la sola idea de regresar a casa, de estar en casa me seduce, de llegar con mi compañera verla preparando la comida.


tráfico, mentadas de madre, gente con traje que derrapa por llegar esos cinco minutos antes a sus oficinas, esos cinco minutos que como yo le permitieron al sueño. patrullas, semáforos, taxistas con la mínima pizca de cortesía, señoras cruzando fuera del paso zebra, humo de camiones, semáforos, el de la izquierda se mete imprudente, respiro, solo queda respirar y buscar un sitio dónde estacionarme, diez minutos antes y hubiera encontrado un sitio más cercano, pero me estaciono lejos.

me estaciono lejos, como es costumbre del último periodo que le he permitido diez, quince, veinte minutos al sueño, lo dejo por los lagos y queda subir como sherpa con el equipo y las piernas cansadas de hastío, a buscar conferencias, inauguraciones, anuncios de eventos, personajes de la política local, a buscar la misma nota, los mismos rostros, la misma foto que tendrán todos los compañeros, subir las mismas escaleras, junto al parque Juárez.

los mismos tránsitos tomando fotos de las mismas conferencias y manifestaciones y los mismos orejas con su corte, simétrico, militar , con casi la misma bolsa al hombro y el mismo corte, la misma prepotencia, y mirada despectiva.

sobre todo, los orejas más jóvenes son los más déspotas, los más viejos, saben lo que los jóvenes aún no, llevo siete años en periodismo y los veo, con su gramo de poder que se les acaba con cada cambio de dictadura y entonces son humildes, saludan, con su cara de idiotas como pidiendo que no haya rencores, por haberte tomado fotos en la marcha tal por el compañero asesinado, o haberte empujado y amenazado en algún momento, por meterse en la conferencia y no dejarte trabajar, los viejos lo saben, son más cordiales, los jóvenes, no dimensional lo que hacen, lo que causan.


últimamente a algunos los saludo cordialmente, no son mis amigos, pero en un estado con 17 periodistas asesinados, ¿17? y otros desaparecidos. ¿17? no es un número que tenga tan claro, solo cuento esos, se dice que un par no eran periodistas como tal, de otros su línea periodistica es dudosa, nombres manchados, prefiero no pensar en ello0, 17... quizá veinte. ¿cuántos no aparecerán más?

así que saludo cordial, con hastío a los compas y orejas: y "¿el día está muerto?", "está pelado", "solo hay migajas", nueve y media. una conferencia, algo de agricultores inconformes, mi reportero no lo cubrirá igual tomo fotos y mientras "la bola" les toma fotos, por no dejar, por si me lo piden y resulta que no lo tengo, los compañeros  preguntan  y reciben cafés gratis, los orejas preguntan y uno que otro también recibe café gratis.


"ese güey da chivo, ¿no vas?"

Hace poco hubo una conferencia, presentaban una cerveza artesanal, algunos de los de periodistas de a pie, "si te publico, pero dame doscientos pesos" así y asa. un pasquinero, viejo, medio alcoholico, dientes sucios, siempre un periódico, cualquiera en el sope  me dice, "ese güey da chivo, ¿no vas?"
"ya te dije que no agarro chayo" ya ni me molesta, siempre me tantea, incluso tima a la gente para aventarla a una conferencia de la presentación de lo que haya, por atrás se publique o no él recibe dinero.

no agarro chayo... y parece que no hacerlo, que no pedirlo, que no buscarlo, es lo incorrecto.

mañana es 28 de abril, hace cinco años asesinaron a Regina, como a otros 16 periodistas, hay un calor infernal y un evento que entregarán patrullas de tránsito, "solo hay migajas", cuatro entrevistas, las mismas caras, los mismos rostros, los mismo fotógrafos, los mismos orejas, la misma nota.


hace cinco años, Regina y nada ha cambiado, la crisis ha acentuado que la gente tome migajas, que la ética por la que te jugaste la vida, se la lleva el olvido.

idealistas nos llaman, pero uno, después de ver morir a sus compañeros, de ver a otros huir, doblarse de miedo, abandonar el periodismo, preferir el "chayo" a preferir el riesgo, uno duda, uno pierde la esperanza. idealistas nos llaman.


tiene tiempo que he pensado en abandonar el fotoperiodismo, irme. pero como me dijo rubén, puño arriba y con la frente en alto.
















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