al tigre niño le gustan las serpientes,
el arte de aprender,
dice mucho cuando calla,
siempre trato de descifrar sus silencios,
hoy jugamos ajedrez,
tiramos un par de guantazos en el aire,
viajamos en el corcel gris metal,
escuchamos música.
al tigre niño le gustan las serpientes,
lo veo volar ya no en mis brazos,
cambia lento,
admiro del tiempo ver mis ojos en los suyos.
yo necesito su canto,
fue la guía para salir del laberinto.
lo percibo sereno,
como una ciudad que espera la tormenta,
le ha tocado la vida complicada,
por eso aprendo a mantener el temple,
lo único que puedo otorgarle,
es la fuerza viento que presiento,
vendrá a hacerle suficiente falta.
al tigre niño le gustan las serpientes
y observa.
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