no sé como escribirte,
desde ésta realidad,
las cosas siguen igual
o casi igual. es necesario decirlo,
pero tu ausencia se nota,
en cada calle,
cada día, en cada marcha
hacen falta tus ojos,
en la alegría que debería ser compartida,
estás
Rubén,
en el llanto
en el canto,
y quisiera estuvieras orgulloso de nosotros.
tengo los ojos secos todos lo hemos asumido distinto,
algunos han claudicado,
yo mismo me siento traicionero a tu muerte,
por no poder tenerte cada día presente,
por no estar.
y la ciudad de lo que somos te extraña,
siempre fuiste distinto,
distintivo,
aguerrido muchacho de la cámara en la mano,
con el compromiso de la verdad en los ojos,
ahora aquí solo hay despojos,
destrozos de verdades que ocultan que tu suerte,
fue,
es,
que tenías en los ojos el temple,
y acá sigue siendo difícil respirar.
todos sabemos porqué te asesinaron.
a través de la mirilla de la cámara,
contengo el aliento y te veo,
contemplo tu rostro y no lo creo,
sigo soñando,
con el sueño despierto de quien te necesita,
para seguir andando
me cuesta sentir,
vibrar,
a los mismos tonos antes que te fueras,
te nos arrebataran,
te asesinaran
y contigo mucho de nosotros.
te mandan a la oscuridad para morir,
te cuelgan de una estaca como un ejemplo,
pero acá,
habemos y habremos muchos compañero,
que no cerramos los ojos,
no callamos la boca,
porque sigues siendo la letra,
que nos hace andar.
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