tus costillas son mi arpegio,
mi querida anarcoreta,
tu ombligo penoso,
tus piernas de cedro,
vente,
trae con tu silencio la impaciencia,
tu ausencia que demacra
a todos los rostros de la memoria,
y los destierra a todos al olvido,
mi querida anarcoreta,
tu ombligo penoso,
tus piernas de cedro,
vente,
trae con tu silencio la impaciencia,
tu ausencia que demacra
a todos los rostros de la memoria,
y los destierra a todos al olvido,
acércate en cada verso,
ven,
con tu ombligo apenado,
te estoy haciendo el versayuno.
te estoy haciendo el versayuno.
el digno ayuno de tu cuerpo,
porque te hago el amor a la mente,
se dirá que no es un consuelo,
pero basta tocar el suelo
de tus despedidas,
para hacerte el amor con cada letra,
que caen,
como la lluvia,
que suena a cuerdas de arpa y de jarana.
porque te hago el amor a la mente,
se dirá que no es un consuelo,
pero basta tocar el suelo
de tus despedidas,
para hacerte el amor con cada letra,
que caen,
como la lluvia,
que suena a cuerdas de arpa y de jarana.
ven,
déjame hacerte el amor a la mente,
como se lo hace el silencio a la música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario