miércoles, 16 de marzo de 2016

Soledad abuela




si algo de aprendí de soledad,
(mi abuela, la agüe)
fue a luchar contra toda esperanza,
con el último respiro,
si bien su muerte fue lenta,
fue la muerte familiar para mi,
nunca sentí que alguien más aparte de ella,
 mi madre y hermano lo fueran,
ni siquiera a mi padre lo siento como mi familia.


y murió mi sangre conexión con la tierra.

si lo veo hoy,
a contraluz,
luchó contra le cáncer de matriz,
una vez le ganó a esa etapa terminal incurable,
si no creo en dios creo en su fe,
se salvó,
pero quince años después le brotaría ese cáncer en las entrañas.

entre todas las muertes que me habitan,
es la que más me ha enseñado.
yo doliendo por ausencias,
por amores,
por pendejadas que no se solucionaría.

ella,
luchando por vivir,
mal vivir,
no dejarnos,
rotos,
desahuciados.

hubo una discusión,
el dolor de verla en el dolor más absoluto,
sueños de morfina,
papillas y tubos,
mi madre la cuidó como a un bebé,
yo no quiero ese último recuerdo,
la quiero radiante en mi infancia,
con cuentos bajo una vela,
ahuyentandome las pesadillas.


querían,
no había más,
que su muerte fuera por deshidratación,
era sensato,
pero la decisión no es nuestra,
ella sigue viva y así lo desea,
ha peleado,
seguirá peleando,
es una guerra perdida,
pero la batalla diaria,
contra ese dolor,
contra todo.


la vi despedirse de su hermano muerto en irapuato,
no lo vio decenas de años.
entendí,
que aún sabiendo que la muerte le rondaba,
no se perdonó.

a ella le dolió mucho dejarnos,
más que morir le dolía dejarnos
y ahora entiendo su miedo,
la familia se quebró,
aún no perdono a mi tío beto,
por dejarla morir.


así pues aprendí de la forma más dolorosa a luchar,
contra todo pronóstico,
sabiendo que la cosa la valió verga desde antes,
pero sé,
que vale la pena seguir de pie
y no es por uno,
es por dos o tres que uno ama.











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