martes, 23 de febrero de 2016

antirromántico






antipoeta horizontal,
con yugular vertical,
por si decides lanzar los dientes,
gritarme con la vena en la frente,
que soy el pendejo que amas,
con un odio perfecto,
transversalmente opuesto,
a mis fallas más débiles.



el antirromántico,
tu vecino de enfrente,

¡oh sol!
¡mi sol!
permitidme cantarte una oda
(que)
quiero tirarte del pelo,
catarte las medias,
mientras te tiro del cuello,
poniéndote en cuatro
y pelando los dientes,
¡oh sol, mi sol!
déjame contar las estrellas,
entre tus ojos de orgasmo,
esparcir el espasmo,
que dejas en las cobijas,
mientras respiras con la boca chueca,
para despertarte con un buen cuninlingus.

¡oh sol, mi sol!
háblame con el corazón violentado,
con un dedo acariciándote los dientes,
para introducirlo en tu cervix,
y gritarte mi amor subyugado.

quiero ser tu antiromántico,
el hijo,
 el pródigo bastardo de la virgen de las mil putas,
¡oh gran virgen!
dejadme encararme en su vientre,
mientras mantienen la técnica perfecta
 para degollarme a veinte uñas,
sobre la cobija de princesas que tengo en la cama,
ven desgarra a cenicienta,
y a tres de sus enanos,
mójales la frente,
¡oh sol, mi sol!
déjame besayunarte,
versayunarte en el after
y de un par despedirnos del cuarto..

¡oh sol, mi sol!

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