debería estar haciendo la maleta,
pero no,
estoy aquí haciendome marañas al espejo,
el breve reflejo de la pantalla,
que me deslumbra con el sol.
con un cigarro en la mano y el tiempo encima,
estoy que me ausento y me asusto,
pues ya ves,
siempre fui el más astuto de los cobardes,
que sé correr,
sé volar,
fenecer y renacer,
pero en definitiva no sé amar.
no sé que mereces,
o lo que necesitas merecer,
he vuelto a casa de mi madre y he vuelto a tomar fotos,
he vuelto y devuelto las cobijas al piso,
al intentar dormir en el sillón,
no tengo una cama en el cuarto,
y la mudanza aún está un caos.
me despedí del departamento,
agradeciendo el tiempo,
y las lunas,
pocas pero bellas que habité.
descubrirse al vivir solo era el proceso,
despúes de haber germinado el presente,
de pretender cosechar un poco,
me reprocho,
no ser paciente y no estar sano,
en ninguno de mis yos epistolares.
tiré todo lo que pude a la basura,
me traje lo elemental de los recuerdos,
quería que te despidieses conmigo del balcón
y mirarte no llegar fue bello,
estabas cansada eso lo entiendo,
así entregué las llaves entregué mis rastros,
lo demás es vacío y mudanza breve,
he vuelto al barrio que me odia y ama,
nadie aclama ni reclama,
la partida ni llegada,
un hijo más que regresa a salvo.
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