miércoles, 26 de junio de 2013

Guadalupe- posthumo

si no es para despedirte no vengas,
no te asomes de la ventana,
no saltes el muro,
por favor quédate ahí
por favor en silencio,
por favor déjame olvidarte.

  la primera habitante del desierto,
 mi primera muerta de memoria,
la marca en el pecho
de aprensión desesperación,
viaje de opresión,
 que a mis pocos
a mis nulos trece años me arrebataste confianza.
me diste la desesperanza,
al obsequiarme tu muerte,
mala suerte a quien te sucede,
mis miedos de perder
verme perdido,
herido, como animal herido
camino desde entonces sangrando desde el pecho,
pues como esperas si no en su lecho,
un te amo en fiebre sin adiós.

quien te sucede no sabe el miedo que tengo,
ese terror paranoico,
de tener que soportar la muerte de quien amo,
por eso, ésta dualidad que cargo,
de amor y lejanía, para no doler la cercanía,
de muerte,
es absurdo lo sé no me obligues a decirlo,
nunca visité tu tumba
y esta en pastizales que he buscado,
pero es mejor no hallarte,
así que hoy que asomas,
a mi nuevo cuarto,
me sonríes,
por favor vete,
correctamente te invito a irte,
a llevarte mis miedos,
dejarme querer plenamente,
y ser sin miedos, conciente,
que todo por servir se acaba,
y que da la muerte brota vida,
semilla que vendrá.




y es por eso que brindo a los amores
y los cuerpos en vida,
pero en secreto amo a mis muertas,
por que me da seguridad su ausencia,
es lo único seguro pues es mi constante,
 con eternas variantes de su puntual partida.

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