hoy palpo con los pies la retirada,
ya con unos pasos andados,
los labios cortados
y la dulce sensación de la derrota.
hoy me aíslo y me descuido un poco,
un sorbete a la cordura,
y ésta dice:
no hay que tocar el ombligo de la luna,
y tal cual dijiste, dicta,
es más sencillo dejar su piel
que el dulce humo que acompaña.
voy quietamente
y admito, me admito,
ese atisbo que quedaba,
que sentí algún punto en corta brecha,
pero los senderos no se acortan con el tiempo,
y me preparo, serenamente derrotado,
a avanzar digno lo que falta.
en retirada pues,
hallo retazos de recuerdos,
de retozos sin acuerdos
y la desición es limpia,
impecable, irreductible,
protocolariamente definible,
no maquillar recuerdos,
y terminar acuerdos,
sin atisbo de un habrá,
un hubiera o tal vez luego.
que los silencios te colmen de gloria,
que las letras se decidan a no tocarte,
mis pies palpan desnudos,
le decisión,
La Decisión,
irrevocable,
absoluta.
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