me estoy descubriendo,
más solitario y distante,
más sociablemente determinado,
a saludar cordial y excluirme,
me descubro más decidido
educado
y cansado,
no de torpes indecisiones,
si no del temple,
que inaudito,
pensé no llegaría.
me descubro débilmente enamoradizo,
por eso me excluyo quizá,
para no asentarme en la tierra,
que llegará,
con atisbo de esperanza sé que llegará,
soy feliz,
seré.
hay pocas cosas que envidio,
la fuerza sutil del viento,
y no el amor de fuego,
que me caracteriza,
el único amor de viento
amor paciente,
que fluye y se siente
un vértigo hermoso,
un amor suficiente,
o casi suficiente,
que si,
en definitiva es lo mismo.
ayer le di una espada a Balam,
y un grito de guerra,
espada-maginación
que cortó sus miedos,
nos dio venenos,
a los males que alejamos.
te contaré que me convierto en juglar,
para que mi pequeño jaguar
sienta confort,
sienta contento,
de jugar
conmigo libremente,
y te diré que extrañamente
extrañaba un jugar eterno,
como niño en un parque.
ayer balam me persiguió,
me di vuelta súbita,
me agaché y de sus ojos
destiló a sus labios un te quiero,
tan absoluto,
que quise escurrir en llanto,
pero surgió el canto,
abrazo en risa y vuelo.
pequeño niño selva
dejaré que hoy corra el agua,
que corra el tiempo,
que corra la voz en verso
tersa luz que me acompaña
que se aleja un poco.
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