lunes, 4 de marzo de 2013

4, 27

No permitas que la sombra alcance,
Que el tiempo avance,
no dejes,
que la tibia soledad te atrape
A ti, que de tus pocos sueños me levanto.

No es malo vivir en paranoia,
 excluirse de victorias,
acostarse con Pandora,
y que ella sea el péndulo en mi cráneo.

A veces,
hay que dejar a una furibunda rosa,
 que bese líquidos anturios,
Turbios lunes te amamantan,
con café, leche, atún y los cigarros.

Hay cuerpos que apestan,
a muertos torpes que liquidan,
en el río de los olvidos,
la paternal sonrisa que me asfixia.

Coronaré de olivos los recuerdos,
De la cenit corona de tu frente,
Vicente mi primer torero muerto,
que mataron de dos balas en el seno,
y sus costillas reventaron,
como la idea de dioses bienvenidos,
Será, que en las esferas de cristal,
Nunca se hallan los fantasmas.


pero yo viví mis excusas en el lodo
y las asquerosas fallas me sostienen,
Soy el ente dual que se transfiere
a su vida y triste paranoia,
y si ya no ayudo a los toreros muertos,
que el toro de su mente abotagada,
de alcohol y mierda su tormento,
la pus, su lodo es sedimento,
 y Lo siento,
 pero hoy apoyarte por hoy no será mi causa,
Agradezco a los cuerpos yertos de mi historia,
Dolor y pérdida en el vientre,
Que la mejor suerte me profiere,
Protege de la luz y sombra inerte.


No dejes







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