miércoles, 10 de octubre de 2012

cambiar el vino por el agua

decidí dejar la cruz de mi estigma,
pequeño adicto revolcado
 en la inmensidad,
en la miseria.


decidí nadar en paradigmas,
y la sensación privilegiada en la locura,
 no tengo cura, tampoco besos,
no rezo a locos,
y los pesos
muertos en mis hombros
hoy son  polvo
que se cuela,
en el costal ligero de recuerdos.


decidí cambiar el vino por el agua,
y la sensación cemento de pasado fragua,
y no más sobre mi,
hoy,
que hay menos sueños
y más plasmadas realidades,
no tengo cocaína en las narices,
y solo el humo de tabaco me consuela.

tengo más sonrisas,
y éste año planeo,
no como un buitre,
irme en cero de peleas callejeras.

 por compañero tengo fauna,
de la que destaca mi compañero golondrina,
no queda más que decir gracias,
a esta diferente vida indiferente.

anhelaría tener menos frases decadentes
pero pues se versa entre los doctos
una virtud y un vicio te acompañan,
siniestro verbo de metralla,
que ha sido  mi más extenso terapeuta.







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