miércoles, 12 de septiembre de 2012

.005

son más de las doce
y un caballo perdido,
                       pasa
                           frente a la casa

hay una tercia de colillas en el cenicero,
y desde mi balcón veo un caballo.


cierro los ojos
sobre el antiguo manantial,
cierro,
sobre arena
cierro,
sobre las puertas
niego
que tengo miedo
y me despojo.

entro sigiloso del balcón
al cuarto de mi madre.

hay casquillos que no explotan
como balas
                          y escucho
la herradura que retumba
la ceniza que me alumbra
escucho,
  a mi rostro
 que se esfuma,
como idea.


hay una suerte de belleza
en los caballos
que andan solos por las noches.


y la poesía esta
en todo sitio,
en los ladridos temerosos
que ahuyentan
y fulminan
a mis desconocidos.

hay perros que ladran y muerden,
noches de chasquido,
de eco de lluvia en el ocaso,
que auguran mis pasos
que comparten
la misma nostalgia de sus ojos



escucho poco,
hablo mucho,
me complazco demasiado
y me  impacta,
                        ver
caballos.

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