te confieso:
me es más sencillo,
permanecer sin ropa,
que mirar
directo,
con temple
a los ojos,
así pues,
es una desnudez distinta .
mi atavío son mis parpados,
el tuyo es la ropa
tus ojos son torpedos,
mis intenciones de roca
y queda un poco de prosa
de poesía en mi boca
de poesía en mi boca
y la tuya en la ropa,
en la forma lenta que me muerdes el pecho
cuando comienzas por desnudarme.
cuando terminas de incinerarme
dos mil qué?
trozos indescifrables
de archivos muertos.
de jugar a la inquisición con mis libretas,
quedó poco,
tatemados papeles que sirven para prender candela
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