tengo la corona de tu muerte
grabada,
entre domingos de cigarro,
la suavidad forzosa,
de no quererte
mi dolor
ya no quererte.
tengo grávida indiferencia
y a un sepulturero
echando cal a los recuerdos,
el mundo cambia
lentamente me sofoco,
para ver la vida
pasar de largo,
escupir letargo
escribir un poco.
en el cementerio de recuerdos,
se asoman mascaras,
arboles
que ocultan cuervos
mientras miras el cielo desde abajo.
en el,
sobran nombres
rostros
cuerpos,
voces.
este poema no te quiere hacer llorar,
tampoco reír,
menos soñar,
no pretendo,
nada.
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