aprendí a cuidarme,
para poder cuidarte,
por eso hoy duermo poco,
para velar tus sueños,
que nadie los quiebre,
no se interrumpan...
he aprendido mucho,
con mi hijo por maestro,
con la rosa de los vientos compañera,
con ausencias y presencias,
aprendí con hielos,
tijeretear las nubes,
levantarme dignamente,
gracias a antiguos toreros muertos,
crecí solo y acompañado,
acompasado
al sonoro tum tum del corazón...
aprendí del egoísmo,
y a dejar de manipular...
y sé que vale la pena,
con venas rotas,
y cincuenta pastillas encima
aprendí a ser milagro
los días de sol y nubes,
los de desierto y desencuentros,
de mi abuela muerta
Soledad Rodríguez
del primo Ivan
padre de Xantil,
los días que me acompañan,
vienen llenos de mi hermana
que su lejanía
la hace cercana
aprendí a cuidarte
cuidándome,
para ver los días de sol
y desencuentros,
a lavar trastes,
a regañadientes...
a tocar quedamente
a golpear fuerte,
a pisar firme
sobre lodo,
y codo a codo,
avanzar con voz
a cantar y llorar,
reír y soñar,
de las pesadillas,
no me gusta ya dormir,
por que la vida es tan bella,
que no quiero perderme un segundo de ella.
y creo que sé tan pocas cosas,
que me siento bellamente
a verme crecer pacientemente,
para compartirte todo lo que tengo...
para poder cuidarte,
por eso hoy duermo poco,
para velar tus sueños,
que nadie los quiebre,
no se interrumpan...
he aprendido mucho,
con mi hijo por maestro,
con la rosa de los vientos compañera,
con ausencias y presencias,
aprendí con hielos,
tijeretear las nubes,
levantarme dignamente,
gracias a antiguos toreros muertos,
crecí solo y acompañado,
acompasado
al sonoro tum tum del corazón...
aprendí del egoísmo,
y a dejar de manipular...
y sé que vale la pena,
con venas rotas,
y cincuenta pastillas encima
aprendí a ser milagro
los días de sol y nubes,
los de desierto y desencuentros,
de mi abuela muerta
Soledad Rodríguez
del primo Ivan
padre de Xantil,
los días que me acompañan,
vienen llenos de mi hermana
que su lejanía
la hace cercana
aprendí a cuidarte
cuidándome,
para ver los días de sol
y desencuentros,
a lavar trastes,
a regañadientes...
a tocar quedamente
a golpear fuerte,
a pisar firme
sobre lodo,
y codo a codo,
avanzar con voz
a cantar y llorar,
reír y soñar,
de las pesadillas,
no me gusta ya dormir,
por que la vida es tan bella,
que no quiero perderme un segundo de ella.
y creo que sé tan pocas cosas,
que me siento bellamente
a verme crecer pacientemente,
para compartirte todo lo que tengo...
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