domingo, 26 de febrero de 2012

Transfusión

Puedo caminar, lobo estepario,
pero no conozco el silencio,
sé callar mis voces,
sin conciliarme a  la almohada,
sé poco, realmente poco,
y no soy humilde
ante el conocimiento que me falta.


sé callar,
y también así hablo de más
conozco  tácticas
y estrategias,
aun así no sé no como acercarme
y decir quedito,
que me da miedo seducir.

Puedo besar la necedad,
y poco conozco lo demás
no sé como sentir menos,
en éste trozo de mundo,
que de poco
   se esfuma
           toda noche.


Creo que no sé mucho,
pero sé un poco más que nada
y de poco vale lo demás,
y de poco, muy poquito.

Pretendo un bello atardecer,
pero me gusta correr
y tomar riesgos,
apostar mi vida,
por poco menos que ruletas,
pero no  cómo decirle:
"Hola, mi nombre es viento
y quisiera conocerte"

Me parece increíble
jugar el cuero en un volado,
y aun tener miedo al rechazo
de un bello estrecho abrazo,
que me hace respingar.

He llegado a un simple punto,
en qué presumo que lo sé todo,
todo, excepto lo indefiniblemente necesario,
para mantener la calma,
respirar el alba
con una flor entre las manos,


puedo Tejer sueños,
y forzar casualidades,
ser la perfecta celestina,
pero no puedo
más que olvidar rostros,
los hermosos,
los inapreciables.


Confesaré pues,
que no tengo la mirada en lo eterno,
pese a tener siempre la mirada perdida,
 sé, siempre sé,
que lo efímero es lo trascendente,
 los detalles,
me hacen caer profundamente
y solo sentir trillado el sol.

Puedo caminar lobo estepario,
pero no me gusta tanto estar solito,
como pequeño vientito,
que llevo por nombre,
estampa,
y color
transfusión,
torpes manos de hombre,
la mandíbula esteparia
fuera de todo.





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