jueves, 2 de febrero de 2012

... 8




si fuese amigo del tiempo,
y le soplara al viento,
cada que un par
de palabras bellas tocaran mis labios,
quizá besaría al mundo
y tocaría las calles,
podría abrazar al jaguar.


tal vez si así fuese,
mi voz sería música
y las vides serían castigo.

o podría ser una  lagrima de ámbar,
por qué los dioses lloran el ámbar
que arroja la lluvia,
no diré que sería mejor,
pero si,
que mi tristeza sería distinta.


tejería sueños,
bordaría un rayo de sol hacía la luna,
sin las manos con ataduras solemnes,
  tan solo un respiro...

a veces
(si, aún aveces)
      suelo colgarme del recuerdo,
con las libélulas entre los dedos
y las piedras sudadas del río
acariciando el arena,
tersa,
 bonita.


pero no todos los días respiro,
ni sorbo paz
ni hay hilos de luz.

pero que lindo se ve ésto,
cuando la habitación se estrecha,
igual que el sendero entre las manos,
entre las rocas y las nubes
se entretejen sueñitos,
la tierra rosada
besa suavemente mis pies desnudos,
nudos,
de  garganta y boca.

los hijos de la soledad
(mis ancestrales tíos)
se conquistan en lejanos duelos,
sus suelos,
besan quedito,
como antes de dormir,
a la abuela viento.

ella,
estoica como un cedro,
es un ébano delgado,
que no se secó ni en su lecho,
sin agua,
sin más luz que sus ciegos ojos.

aún la extraño,
descanse en pants abuela mía.

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