pero que no a los míticos viajeros,
aquellos que se arrojan a lo inmenso en una cascara de nuez,
que no ellos son los mejor arropados por Poseidón?
las palabras se esconden,
envueltas en un ladrido eterno,
hoy mi corazón es cedro,
de un aroma,
volátil,
explosivo,
tengo la claridad del presente día de niebla,
es claro que todo es difuso,
hay un tumulto silente,
frente a un cadáver exquisito.
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