domingo, 28 de enero de 2024
cápsula de tiempo
lunes, 8 de enero de 2024
37
ahora si, 37 Quizá.
el enero pasado empezó con la fuga geográfica de mi hermano, dejando pendientes y también regresando las respnsabilidades que me correspondían, que había sido cómodo deslindarme de,mi paternidad con Balam, a quién empecé debiendo mucho y poco a poco fui mostrando quien soy, fuera de las voces externas, a veces muy jodidas y cercanas, y no puedo más que mostrarme así, desnudo, cíclico, y presente, lo cual quizá me atemorizaba más, por la esquizofrenia y demás rezagos, por mi forma impetuosa de amar y de soltar, por mi avanzar y mi mala memoria, los legos, la bicicleta, las construcciones, las pausas y los silencios, el rock, el phonk, los viajes, las risas, la lluvia, las bicicletas, el ímpetu, la necedad, o la necesidad, de subir, cada vez más alto o ir más lejos, la necedad también a solar los miedos, es mejor muchacho que yo a su edad, yo era más explosivo, en abrazos y golpes, en caricias, en besos y enojos, la curiosidad me ha hecho poder apoyarlo en los lugares que yo no tuve guía para alertarme de peligros, que tuve que pasar, por esa carencia y por mi ímpetu decidido de experimentar la vida. las cosas se han acomodado, y si bien aún hay mucho por andar, hay que reconocer lo que va bien en un ejercicio de autocrítica y en qué la he cagado a veces exijo de más, a veces subestimo, y esa dupla me ha hecho enceguecer en un momento y cambiarlo en otro, ahora que sé que existe no como una continuación extensa de mi, y quizá un poco gracias a mi, pero, qué es un ser humano sin la búsqueda plena de la individualidad para reafirmarse y desecharse constantemente?
no lo sé, Kai está bien, es el quinto cumpleaños que puedo dormir abrazado a ella, y verla creer, jugar, correr, volver a éste corazón en que le tengo un hogar. el tiempo es relativo y en ésta vastedad que existe, tengo 37, mil quizá, he vivido hasta ahora un marde experiencias muy complejas, que a veces ayudan y otras horadan, pueden cansar o hacerme brotar, del fuego, una vez más.
hay mucho por agradecer a mi madre y sus canas, sus enseñzas cotidianas, que van más del ejemplo que de una búsqueda de enseñanza. mi pelo ya tiene entradas, mi barba tiene canas, igual que mis bolas, el tiempo no perdona te digo, estoy en ese cruce crucial del ímpetu y la experiencia en la que se asoma el crisol de mi vida, he perdido mucha gente que quería y personas nuevas se han sumado a ésta experiencia, otras, reafirmado trascendentalmente en las enseñanzas, la calma viene no sola, con el ejercicio y la terapia, la poca constancia que puedo presumir, pese a los cambios constantes, de casa, de tiempos, de rutinas, el pronóstico del clima dice que hay un 77% de probabilidades de que llueva sobre mojado, pero, yo siempre habito ese 3% del margen de error, de horror, de buena y mala suerte. no sé si tengo más visión porque aunque he retomado el tacto, y mi ego ya no es tan alto, sigué ahí a veces engañándome y pretendiendo que sea otro, el amor es un camino bello, que habito desde un lugar diferente, y eso por hoy está bien, Mila va a crecer enorme, kai vendrá a medio año, ya tengo la bici que quería y ni tiempo tengo de rodarla, pero ya es hora, de preparar nuevas costumbres, crear nuevas lumbres, de libretas viejas, para que salgan nuevas letras y nuevos ojos. 37 quizá. quizá mil, en ésta construcción, humana de lo que es medir el tiempo.
ha sido un año largo de un breve parpadear, porque la vida es así y se escurre, como una lágrima que salió mientras intentabas ver el atardecer.
la vida se me ha escapado entre un deambular de miedos, miedo a no ser bueno en las cosas que disfruto hacer, por ejemplo, fue uno de mis mayores temores, para fortuna encontré temprano lo que quería hacer, y para más fortuna fui bueno. miedo al amor, a perder al amor, a no morir de amor. a la crítica en lo importante, a perder de vista lo importante, miedo a no ser nadie, a no merecer la crítica, miedo a ser alguien. si bien todo eso goza de una subjetividad, porqué, en realidad esos miedos van mezclados en un mismo vaso, que he decidido derramar, para poder disfrutar, la vida y su sinsentido ajeno, para darme a mi mi propio sentido de vida. así que él año pasado que la vida ya me había hecho pedazos, recogí las cenizas, y puse semillas a germinar, hacer un conteo de las cosas que perdí y que hoy no necesito, y poder asirme a las cosas que si necesito, a las que quiero, a las que deseo y las que repudio, si bien no soy un hombre mentalmente sano, algunos esfuerzos han rendido frutos.
me di cuenta que soy bueno haciendo foto, ahora que me han dicho que extrañan esos detalles cotidianos que asomaban en las pantallas, hasta he sentido reproches por no seguir haciendo fotografía. así que al dejar lo que me gustaba hacer, descubrí que era bueno y quizá ese tiempo malgastado en el miedo de no ser bueno hubiese podido ser empleado en hacer otras cosas. Miedo al amor, a no morir de amor, quizá debí enfocar más mis vértices, mis horizontes, porque bien se puede vivir atado a un mar de amor, al amor de hijo, de padre, al cariño, del que nunca he podido ser muy congruente, ni entenderme bien, per ovaya que he amado y en ésta pausa, he encontrado otros tipos de amor, de cariño, de fraternidad, de acompañar. cariño, que sentí hoy de abrazar a don Luis y a don Teo, albañiles bragados en el arte de construir. Aún tengo miedo a ser un mal padre, lo cual voy abrazando, porque si bien como ser humano poco común, también soy un padre poco común, para bien y mal no se esperaba mucho de mi, y ahora estoy dando lo mejor que puedo, tratando de enfocar ahí mi energía, que se consume y alimenta del mismo lugar.
miedo a ser mal hijo, que es un lugar importante para mi, porque siempre fui tachado en el lienzo familiar, con una extensa lista de experiencias, lo curioso, es un poco que sigo aquí, apoyado a sanar, apoyando a sanar. la crítica es curiosa, hoy recibo un sinnumero de caras largas de personas que consideré importantes, algunas apoyé y otras confronté, supongo que éste pedo de arder la vida puede ser incómodo, pero es importante mantener el vientre, contener el temple, y darle su justo lugar en el cesto de la basura retomo lo que di, recuento las espectativas depositadas y me quedo con lo mío, yo sigo siendo muy igual, buscando solidarizar y empatizar, pero siendo más cauteloso cuando de depositar confianzas se trata.
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