la ironía es decir que ya levanto la tapa del excusado,
que limpio la mancha de café,
que barro casi diario ésta casa sola,
que me estorba el olor a tabaco en el cuarto antes de dormir,
ahora que existe una malsana costumbre de lavar los platos cada noche,
de escuchar los silencios,
de apretar los molestos,
ruidos que hago en mis insomnios,
que no soporto la soledad que buscaba,
que me hago silencio para no decir que la regué en el cotidiano,
y que no sé bien cuidar mis plantas,
que les pongo agua
y aún así se ponen amarillas,
las plantas de mis pies ya no huelen a los mil pasos diarios,
me baño con agua fría antesde dormir,
extraño el ajetreo de la ciudad,
y me aturde cuando lo intento,
aunque el café en cualquier café se deshilacha en mi costumbre,
ahora que huelo más a casa
y que la casa tiene grandes ventanas,
para ver la impasividad,
de la imposibilidad.
a veces extraño al ser que te parecía extraño,
que te enigmaba,
que te acariciaba cada que decía es de día,
al que le preparabas café.
aún tardo en cargar la mente cuando se abren los párpados y las ventanas,
me estoy acostumbrando a tender la cama,
cuando no hay nadie más que lo hará por mi,
cuando no busco que alguien más lo disfrute aquí,
ahora nada me obliga a nada,
nadie me obliga a calmar,
cuando me despiertan tres veces las pesadillas de soñar con lobos,
la ironía se cuenta sola,
ahora que nadie me reclama,
que nadie tampoco aclama la palabra amor,
la calma apaga el mar en las cortinas,
y a veces una sonrisa me recuerda a ti,
hay cosas que añoré, que aprendí a no extrañar,
a declarar mis culpas,
mis omisiones,
a declararle la paz a lo que no me toca,
ahora que no me roza la piel, la piel de los cardumenes del ego,
poco importa lo que consideré importante,
y mi propia osadía me acuchilló la espalda,
quisiera decirte que en un estertor nocturno decir que te extraño,
pero más bien digo que te entiendo,
calmar mi caos,
tu caos,
nuestro,
no debió ser nada sencillo.
he llegado tarde ser adulto,
he llegado tarde de la tarde,
a hacerme los reproches,
mientras me castigo pintando de un azul clarito,
la oscuridad de mis calamidades.
y hoy no importa tanto ésta nostalgia insomne,
ésta tristeza enorme,
que se contrarresta con ésta involuntaria gana de seguir contramarea
contracorriente.
la sonrisa de mi niña me roba las noches,
el sinsentido de mi vida me colma los días,
aquello que creí importante,
me parece imponente,
me acuchilló inclemente,
me siento impotente ante la gana enorme de diversicarme los caminos.
a veces vivo,
otras sobrevivo de la magia de tener erizos en el huerto,
de estar viviendo por fin ese sueño que tanto acaricié,
y que quizá la mayor parte de éste sueño se hace pesadilla.
hice las paces a tu ausencia,
y aunque quizá quise llegar a hacerte las paces y el amor,
sé que después de mil palabras no tengo idea de lo qué es eso,
se me hizo de noche llenando la boca en bocanadas,
y el vacío que se hizo vicio ya solo me da un tanto de paz,
debí hacerte caso a tiempo
y dejar de buscar hacer de la entrega a las banderas pensado que era algo importante,
el mundo es como es,
y seguirá su rumbo,
la vida sobrevive a la muerte,
a los muertos,
a los nuestros,
a los ajenos,
las celebres celebraciones y las más grandes derrotas,
ambas cosas no saben a nada,
les falta sal,
les falta ajo y pimienta y la cocina,
en que no hubo lo que ahora es el presente,
les falta una ventana grande y un asiento,
para ver en calma pasar el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario