encontré un sonido nuevo en la casa,
es un sonido a viejo,
un rechinar de puerta.
encontré la ira de la sirenas para invocar su silencio,
y en ésta cuna de espejos me deshojo mandarina,
todo lo que posees te posee,
y me encontré dueño de cuatro mandarinas,
que florecen en enero,
me encontré
y hoy le pertenezco a cuatro árboles
viví la muerte de perder mi cámara,
de volver la mirada
y saber que la pérdida era el renacer.
he fumado mi tabaco con tres punks junto al río,
que lava la memoria de caudal,
que abraza lunas de azotea,
abracé la brújula a mi pierna,
la mala
y me hice de tinta negra en la espalda,
en el brazo,
me hice de amigos al crecer,
y me di cuenta que no estoy solo,
solo no me gusta errar el rumbo,
arrear los sismos de memoria.
he hallado el espacio de mis sueños,
y no se parece a ellos,
es más irreal el caudala,
Ironía se cuenta de ser río,
de ser viento,
de abrazar la bruma del violento,
ser que se abandona,
me hallé en el Karate,
en la terapia,
en el andar,
Kamikaze,
para desandar mis pasos.
voy que vuelo y que levito,
que le evito penas disciplina,
y no me atreví al compromiso,
de pilear a otro cabrón,
y si siento orgullo de no ser el ser inhumano el que adoctrinaron,
porque soy digno de un abrazo.
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