jueves, 15 de marzo de 2018

sin sinónimos


1. el soldado

me enseñaron a jugar con soldados,
a jugar a la guerra,
porque la vida es guerra,
una sucesión de ellas,
y que la infancia era una preparación,
no una vivencia completa
y aún hoy que quiero explotar molotovs,
sé que la infancia debía ser la tregua.

cuando me sentía en desventaja,
la recurrencia era el diálogo,
me gritó, me golpeó,
invoqué respeto también gritando,
sabía que no le debía pegar,
era más fuerte,
y me sentí impotente,
en su sonrisa burlona me sentí indefenso,
tal vez fue para hacerme un hombre,
así me forjó lo que pudo,
en su ignorancia, ahora entiendo,
no me daba esa tregua,
infante,
he sentido su misma sonrisa,
cuando he sabido,
que mi oponente no tenía ventaja,
que podía romperles los dientes,
esa sonrisa de lado,
ese suspiro por la nariz,
del mismo rostro que no volví a ver en cinco años.


con la burla del amor aprendí temerle a la niña,
con quien hablaba,
con quien podía 
dejar de jugar a la guerra,
correr,
volar,
leer.
pero la burla me alejó de ella,
la burla que no entendía me dejó indefenso,
me alejé
y seguí jugando a la guerra,
entendí que el llanto 
y el canto,
te restan valor,
exploté soldados en arena
y me redimo escribiéndo poemas,
porque no debían morir así,
porque no debieron existir,
esos soldados con rebabas,
con remansos de las guerras de otros.

me quitaron un unicornio de arcoiris,
me dieron una pistola naranja
y aprendí a disparar.



me enseñaron que mi capacidad de ser amado,
era equiparable el nivel de mis músculos,
no de mi psique,
no de lo que siento.


tarde aprendí a amar distinto,
porque entendí que chocar hombros era ganarse respeto,
con otros hombres que también confundieron,
que miedo y respeto eran sinónimos,
cuántas veces morí de miedo,
cuántas deseé esa tregua a los fantasmas,
como esconderse en las cobijas.

pero me enseñaron,
que miedo y debilidad son sinónimos,
y un hombre no debe sentir eso,
que si te pegan debes pegar más fuerte,
y aquí estamos,
con las narices rotas,
con los uniformes rojos,
y sin poder llorar.

me enseñaron que el afecto es tosco,
que el amor
a otro hombre,
se delimita al propio cuerpo,
a una palmada de aliento,
pero no,
siempre quería un abrazo,
inadmisible,
de confort,
romper mi propio paradigma, 
es causa de sorpresa,
hoy que abrazo a otros hombres,
como yo,
hombres que amo,
y que me regalo el darles un beso en la sien,
porqué sé que también lo necesitan.



porque amor y poder tampoco deberían ser sinónimos,
estamos tratando de recoger los pedazos,
de lo que nos tocó


lunes, 12 de marzo de 2018





¿como se invoca el azar sin  tirar los dados?
sin poner el tablero
y jugar



he estado escapando a tu memoria,
para no verte a un lado de la cama,
para no buscarte a un lado de la cama,
para no ver a caliope,
nuestra gata,
correr tras de mi para buscarte
y regresando dudosa y triste
a decirme que no has llegado.


le huyo al sueño para no esperarte,
y huyo al despertar para no verte
en tu ausencia,
intacta.

sentado,
al borde de la cama,
escarbo mi cabellera para tocar tu recuerdo,
desde los más terribles
hasta los más benévolos momentos.

y resulta que las letras no te nombran,
en tu exquisita belleza recostada,
no hay trabajo para ir a perder la vida,
no hay cafetera que me despierte,
bocado que sepa,
o llene,
ese espacio vacío.


será que es la noche y el viento que me acechan,
las dudas convenientes,
los fantasmas,
a los mismos que he decidido apagarles la luz,
para que no hallen el camino al cuarto.

y es medio día y sigo en la cama,
me encanta tu forma ígnea en que me hablas en sueños
y me prometes futuro.


había buscado como quedarme,
para no huir,
para no escapar,
del constructo que hice de una casa,
de un hogar,


ya que logré llamar hogar a un sitio,
no estás,
y solo queda la promesa de alcanzarte
para construir nuevas historias
en una nueva cocina,
bajo nuevos textos y contextos,
bajo nuevos cuentos que quedaron pendientes,
bajo un sol distinto,
que se ve al despuntar el alba















 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...