sábado, 6 de mayo de 2017

Otilio



no me ha bastado la perversa rabia de las letras para decir mis nombres.
expelerlos,
como exorcismo de mi cuerpo,
no me ha bastado un pretexto,
para doblarme,
doblegarme,
disociarme.


podrías ver tus sueños

podrías palparlos cuando escampa
o habitar el mar,
híbrido 
con las emociones de un rasguño,
has tocado el corazón en sinestesia,
quizá te tocaron los dioses
o la necesidad.

¿puedes sentir el sol?
u ocultarse la brisa mientras el canto de un jilguero alumbra,
¿puedes?


hay muros de concreto corazón
mancillados de las más finas llagas,
hay muros construidos de papel
y construí dos para encajonar mi boca,
un mutis
y obturar.


hay bastones,
cuerdas,
un vaso
la poética que ofrecen los colores se esfuma,
mientras con la otra mano sostengo un cigarro
pero el blanco y negro es silente,
no contiene la sinestesia oportuna,
no contiene más que unas monedas en un vaso,
no me contiene
y no entiendo esas ganas de llorar.


el merito es la lucha de la que hablan,
por levantarse,
insurrecto,
de lo que los demás esperan,
o limitan,
delimitan ese espacio del soñar.


ese día,
mi ojo era un esclavo,
cansado,
exhausto,
ese día,
forje de cedro mis ojos,
hay anillos que cambian con el clima,
a veces en mis ojos hay tornados,
otros,
la serenidad,
aparente
de un desierto.


podría estar hablando de cualquier cosa,
pero en ese instante
(previo)
de pulsar el dedo
y conectar mis tres únicas partes divisibles,
corazón
mente
visión,
estaba
y estaré 
ante Otilio,
un violinista ciego.







y crecen...




son como las flores 
(rebeldes)
que crecen entre el pavimento
.





martes, 2 de mayo de 2017

mientras ellos hablan


Mientras ellos hablan,
yo  no veo lo que dicen.

Cuando ellos hablan,
me duele la palabra,
y la necesidad de embellecerlos,
enaltecerlos,
porque necesito comer,
vestir,
calzar
y me siento egoísta.


Cuando ellos hablan
y rompen con la flor de la palabra mil sueños,
sueños flagelados por el hambre
y necesidades menos opulentas.


Vialidad, violencia, venganza,
bestialidad,
brutalidad,
y me falta templanza,
para sostener mi cámara y resistirme.


pero, necesito balanza,
 tragar mis escrúpulos,
mis palabras,
las pocas que quedan
y verlos hablar.

Mientras hablan,
sobre el templete,
pude ver un papalote,
un suave llamado del viento,
mientras escuchaba
entre promesas y reclamos,
entre el polvo de una colonia olvidada,
entre zapatos tiesos,
craquelados por el tiempo y los remiendos,
mientras ellos hablan,
hay niños que no juegan,
que no anhelan,
que no sueñan.

y yo,
con mi infinita sabiduría maldosa,
maldita,
embellezco a la ira que llevo dentro
y trato de no tragarme todas mis palabras,
que son crueles,
que solo son más dignas que mis ojos,
porque duele,
tener los ojos en venta,
en renta,
en duelo.
















 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...