jueves, 7 de abril de 2016

jamás



cada que veas a un niño de la calle,
pensarás en mi,
un pordiosero,
un loco,
la señora del huipil,
el anciano de sombrero,
cada que veas en la calle mi espejo,
me verás,
inherente
en algún exiliado de las casas.

cada que sientas el viento,
o se te cruce un muchacho en su furiosa bicicleta,
cada que veas a alguien husmeando en la basura,
hurgando por las calles,
a un loco, 
sobre todo a un loco,
me verás.

cada que veas un rostro,
que yo quisiera fotografiar,
a alguien pidiendo un baro,
ese olor a cigarro,
el sabor a café en los besos,
el espejo en las calles,
que nos recuerdan
y nos enseñan,
cosas de la fortuna.


me verás observando curioso a la gente,
analizando sus gestos
incomprensibles,
me verás,
cada que mientas un poco,


cada que escuches que alguien perdió dinero,
la cabeza o los pies,
que ya no tiene ojos,
que ya no tiene mente
y pensarás en la niebla, 
que te abraza mientras huyo,
o huyes.


cada que veas el agua verde,

así pues mi táctica no es mirarte,
no estoy jugando a la guerrilla
y no pretendo quedarme solo en tu recuerdo,
pero si quererte,
tal cual,
justo ahora te recorro de memoria,
y  en realidad no pretendo
 que jamás me necesites,








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