todos los poetas leen igual,
recitan igual.
recitan igual.
con sus caras de muerto
y sus voces largas,
recitan,
como si una fábrica de clones,
cantaran un himno a coro.
escupen palabras,
como un molino de carne,
desmembrando a una vaca,
como si se buscara la esencia del vuelo,
diseccionando al colibrí,
como si asesinar a un tigre les diera esa fuerza.
escupen,
como si la poesía se viniera desde el recto a la garganta,
camino,
ando,
y veo,
como van meando sobre otros poetas,
de caras largas y voces estiradas,
hablan,
recitan,
escupen poesía con la voz de Neruda
y el problema no es ese,
es que también le escupen a Nerúda,
se burlan,
de Panero,
de Girondo,
escupen desde el recto un graznido de palabras,
que no entiendo
y realmente no entiendo,
le hes visto decir la palabra fuego,
sin un misero carbón encendido en el alma,
les he visto decir nieve
y no logro ver un solo copo.
hace tanto tiempo que los poetas
me mean encima,
que escupen con sus grandes bocas llenas de razón,
con su-razón,
me dicen,
que en sus años de poetas,
no han visto nada peor logrado que mis letras,
y se van con sus caras largas,
recitando como un Neruda sin alma,
y los veo diseccionando colibríes,
matando tigres,
desmembrando como molino a las vacas
y uno aquí con su segunda certeza,
de que no quiero ser poeta.
recitando como un Neruda sin alma,
y los veo diseccionando colibríes,
matando tigres,
desmembrando como molino a las vacas
y uno aquí con su segunda certeza,
de que no quiero ser poeta.
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