viernes, 24 de julio de 2015

naves de papel.



Me decías mediocre por no abandonarme a las naves,
cuando estaban por hundirse,
no abandoné la ciudad en llamas,
y me decías que huir era la solución al estiaje,
me quedé a echarle agua a todo el fuego,
yo soy un sobreviviente,
que renace siempre de cenizas,
tu escapas más no podrás huir de ti misma.

Me llamaste silencio,
después de incendiar el cielo fúnebre con todos tus muertos,
en mi panteón,
Partenón,
en mi lago,
me llamaste gritando mi nombre entre tus piernas,
me llamas-té de moras,
pero nunca decidiste renacer de tu miedo,
me hiciste el amor,
medio ebria,
te pusiste mi camisa blanca,
me jalaste con un dedo hacia ti,
con chocolate.
Desayunamos fruta,
despareciste.


Sé que te alegra verme y mandas besos al viento,

sé que te alegra verme medio destrozado en tu ausencia,
sé que soy un idiota por cambiarte a fantasmas,
sé que cambié por espejos el oro,
pero de ser franco el verdadero oro es la palabra,
la que se te escapó dormida,
un te amo
y pude dormir.



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