miércoles, 19 de noviembre de 2014

Riding 1.0

"Una bicicleta vacía refleja la imagen de un cuerpo ausente".
Juan B. Castagnino.

Subir a mi bicicleta es tan simbólico,
tan simbiótico,
huí de mi primera novia en bicicleta,
y conocí el amor de mi pareja traspasando varios barrios,
de su recuerdo, me tengo galopando con el llanto encima,
con la risa más honesta,
aprendí sólo a montar,
a los ocho dignos años y en el patio,
ya era un niño viejo, que aún no sabía andar en bici,
Era motivo de vergüenza,
todos rodaban y me dije:
nunca voy a aprender a andar en bicicleta,
es irónico, lo mismo me dije de escribir,
de tomar fotografías.

Recuerdo el viento en el rostro,
contar cinco con los ojos cerrados brazos de horizonte,
recuerdo bellamente muchos golpes,
como ésta era credencial para salir del barrio,
a los catorce tenía dos pasiones,
caminar con mi hermoso Morfeo,
un rottweiler,
hace poco me dijeron:
ese perro era como tu guardaespaldas,
nadie se atrevía a tocarte.

Amo la adrenalina como he amado a todas mis mujeres,
que si bien no han sido mías,
pudimos poseernos por un tiempo.

así:
con la pasión en el rostro,
con el fuego en el vientre,
con la fuerza en las piernas,
con la suerte.


Solo sé montar el viento con mi suerte,
de aprender a marcar mi ritmo,
de viajar solo,
de no llevarme a nadie con mi muerte,
que ésta me persiga 
y qué por hoy no me alcance,
aún tengo palabras por decir, 
mientras sea libre,
tan libre como para montar la bicicleta.

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