Entiendo su postura:
señor ministro de la información,
entiendo que no conciba a un colega,
con ideología propia,
con pensamientos honestos,
con verdadera lealtad,
uno que no escriba bien de fulanito,
por un convenio que usted cobrará.
entiendo que debe ser distinta la realidad,
detrás de un escritorio,
a pisar estas calles de miseria
y verlo,
todo.
le entiendo
y no lo sé de cierto,
cuánto gane usted, ahí detrás de su escritorio,
ordenando y comandando,
buscando,
a esos que le facilitan el dinero de publicidad,
después de todo entiendo,
que lo suyo es una empresa,
eso sí muy imparcial,
que sirve a la economía de algunos,
pero eso sí con intereses muy honestos
lo suficiente para aplastar a los pequeños.
creo saber por qué nos desprestigia,
a pequeños medios,
los de en medio casi abajo,
esos mismos que destapan lo que usted entierra
con toda esa honestidad que usted reclama,
me dice que sea imparcial,
que no vea a los niños con hambre,
que buscan comida en la basura,
me dice que no los vea como humano
que sea yo un periodista,
entonces de qué me sirve,
llevar las cartas a la mesa,
si estoy nacido de flaquezas,
y veo toda la injusticia a diario,
a mí,
de qué me sirve,
que obtengo vacaciones cada año,
y el repudio por no informar,
de qué me sirve recibir insultos,
dígamelo usted detrás de su escritorio
dígamelo usted tan imparcial.
pero también dígame a qué le teme,
a quiénes intimida,
por qué pretende aplastar a esta horda
de lo que usted llama suicidas en potencia,
que somos esclavos posmodernos,
y sólo podemos ser testigos de esta realidad.
a nosotros a los que no crearemos un imperio en esta vida,
sólo pretendemos un poco de verdad.
con esa honesidad
que usted sugiere
debe otorgarle
la imparcialidad de sus convenios
de publicidad.
entonces dígame a quien usted golpea
hágamos un historial
de quién ha hablado usted muy bien o mal,
quién pagó o no lo ya acordado,
si acordonado por su imparcialidad
tuvo que darle lo que usted pedía,
pero usted sabe que somos pequeños,
aunque somos muchos muy pequeños,
como para taparle a todos la boca con billetes.
mejor díganos,
que la credibilidad se le va de las manos,
con nuestras pequeñas existencias,
y que usted a nosotros,
a todos los nosotros pequeños,
que no podría usted parar
si nos salimos de sus manos.
a qué le teme
señor ministro de la información,
a qué le teme,
a no vivir una noche sin comodidades,
aplastando a los mortales,
que vivimos en la línea
los que recibimos insultos de ambos lados,
a los que nos patean y no nos es justo defendernos,
dígame a qué le teme,
por qué quiere aplastar las pequeñas voces,
si no es para mantener la hegemonía de su poder.
Eka Ríos
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