hay presos que duelen,
duelen en el tuétano,
hay desaparecidos que se aman,
tan difuntos como presos,
de las diáfanas memorias infantiles.
me gustaría pensar que existe un cielo para ellos,
lo que sé de cierto
es que quien a hierro mata a hierro muere
y se transfiere el dolor de los dejados.
el ultimo resquicio de esperanza
es un cadaver
saber que descansan
y no se aplastan los muertos de memoria.
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